Vincent Dumortier
Créanle a Lisa, no a Dina
Sobre el Censo Nacional que acaba de iniciarse

Dicen que el censo es para “planificar y diseñar políticas públicas, programas y proyectos que beneficien a todos los ciudadanos”. ¡Qué bonito suena! Pero al mirar más a detalle no luce tan bien. Así que, si al leer mi columna anterior estabas pensando si participar o no en el Censo 2025, he aquí algunas razones legítimas –y sí, con algo de paranoia bien fundamentada– para elegir la abstención.
Para empezar, recordamos que este censo lo convoca Dina Boluarte, así que la primera pregunta que me viene a la mente es ¿confías en ella para programar algo en beneficio tuyo? Pues, este censo lo lanza un gobierno que hoy no tiene ni el respaldo ni la legitimidad pero igual quiere meterse hasta en cuántos cuartos tiene tu casa. ¿Realmente crees que harán algo útil con tus datos? ¿Consideras que el país está mejor ahora que cuando la plancha del sombrero luminoso y la tesorera de Cerrón asumió el poder? Si la respuesta es “no”, ¿por qué deberías regalarles información que capaz ni tus amigos conocen?
Pero seguimos. El censo es ilegal ya que según la misma Ley 13248 en la cual pretenden apoyarse, los censos poblacionales deben hacerse cada diez años... Cada 10 años, “no en un plazo de 10 años“… El anterior fue en 2017, haz el cálculo. De allí surgen otras preguntas: ¿cuál era la prisa?, ¿a quién le urge saber si tienes microondas o si alimentas cuy con residuos sólidos mientras en las calles gana la ley del hampa y el desgobierno? El próximo censo tenía que ser en 2027. Pero no, lo quieren ahora. Si según miembros del Ejecutivo, y sin que Dina tenga algo que contradecir, el tren de Chosica se pospone hasta cumplir las reglas, ¿por qué el censo no?
Pero basta de formalismo, vamos a temas centrales. Les digo, créanle a Lisa, no a Dina… Quién es Lisa, me preguntarás. Pues no es la hermana de Bart, sino la encantadora asistente IA del INEI. Y Lisa, como su homónima, no es buena para mentir. Así que si preguntas bien ella admite sin drama que no puede garantizar que los datos, colectados con tabletas, estarán cien por ciento a salvo. El riesgo de hackeo existe. También el de filtraciones. Y si algún malandrín con contactos decide vender tus datos, ¿cuál será su sanción? Una amonestación, hasta incluso un despido. ¡Qué miedo! ¿No?
No obstante, Lisa, tan tierna, te asegura que en el INEI hacen sus mayores esfuerzos para que no ocurra. Pero a su vez reconoce, si insistes un poco, que lo hacen tal como lo hace la Reniec. ¿Reniec te suena? ¿Y las filtraciones de bases de datos con nombres, direcciones y DNI vendiéndose en algún mercado limeño? No hay que ser paranoico —aunque tampoco hace daño— para pensar que entregar un combo completo de tu información familiar y socioeconómica no es precisamente prudente en el Perú de hoy. Piénsalo: DNI, dirección, nombre de tus hijos, estado civil, condición laboral… ¡Un buffet para extorsionadores! Espero que duermas bien sabiendo que eso podría caer en manos equivocadas.
No quiero cerrar esta columna sin abordar unos temas ideológicos… Tal como estamos, no responder al censo puede ser una forma legítima y pacífica de decir: “No confío en este gobierno, ni en su capacidad de protegerme, ni en su intención al pedirme todo esto”. Si la participación es voluntaria, como lo dice Lisa, entonces abstenerse es un derecho. Si el Gobierno viola el artículo 1 de la ley 13248, ya sea con excusas, difícilmente te pueda reclamar por sentarte en el art. 7 el cual no prevé sanción. ¿Por qué ceder información tan sensible a un gobierno que no sabe ni qué hacer con los datos que ya tiene? ¿Conoces una sola política pública útil o exitosa que haya nacido gracias a los datos del censo 2017? ¿Una sola? Exacto.
Por ende, si queremos “diseñar políticas públicas que beneficien a todos los ciudadanos”, permíteme decirte que no hace falta ningún censo… basta con cerrar unos ministerios y mandar a la calle a miembros de la Casta. El reciente ejemplo argentino-mileista en materia de reducción de pobreza habla por sí.
Si tú crees que tu seguridad, tu intimidad y tu tiempo valen algo, tienes razones de sobra para guardar silencio en 2025. A veces, no decir nada es la forma más elocuente de decirlo todo.
COMENTARIOS