Raúl Mendoza Cánepa

El Estado y tu pobreza

¿Lucha de clases o lucha entre la burocracia y los ciudadanos?

El Estado y tu pobreza
Raúl Mendoza Cánepa
18 de abril del 2021


Crece la inversión, crece el empleo; crece el empleo, crece el consumo; crece el consumo, crece la inversión en otros rubros y con ella más empleo. Crece el empleo y se reduce la pobreza. Crece la inversión, aumenta la recaudación. Aumenta la recaudación, el Estado distribuye más, menos hambre, más inclusión. El problema no es la “lucha de clases”, el problema es el Estado, porque el Estado constriñe, aprieta, desincentiva y cuando puede persigue. Y cuando persigue, pierden los que invierten y pierden los que trabajan, también los que buscan empleo. Desde luego, a menos privados también menos hidroeléctricas, menos puentes, menos caminos, menos programas sociales.

El problema no es el mercado, es el Estado tratando de justificarse creando normas, controles, trámites que sirvan para fundamentar una burocracia cuyo fin esencial es el papel. El Estado no crea riqueza, no capitanea en la pandemia, “refina” con nuestros millones allí donde no se puede refinar. Crea gastos, genera déficit. 

El Estado interviene; entonces a más gasto más déficit, a más déficit más presión sobre pocos y menos inversión. A más déficit sin producción, más necesidad de fabricar dinero, a más dinero menos valor en cada billete; y a menor valor, mayores los precios de las cosas. La gente se empobrece. Ya sabemos lo que es la hiperinflación, la de finales de los ochenta despellejó a los más pobres, sabrán ya lo que es la venezolana por testigos directos. “Que el Estado sea el empresario” dicen y volvemos a las mismas. En 1969, cuando la dictadura de Velasco nacía, las pérdidas de las empresas públicas ascendían a US $46 millones. Al final del régimen, doce años después, las pérdidas sumaban US$ 2,481 millones ¿Tendría que ser diferente? ¿De pronto nos hemos vuelto eficientes los peruanos? 

Varias de las regiones más pobres son las que reciben más canon (entre ellas Cusco, Cajamarca y Puno). Este se distribuye entre los gobiernos regionales y locales. Esto, más el presupuesto que se incrementa año a año para cada localidad, tiene baja movilidad o sirve para la obra superflua. El MEF también la pone difícil. Ocurre sencillamente que la regionalización de Toledo fracasó y creó diques de contención que impidieron por años el libre flujo de la riqueza de arriba hacia abajo. Las burocracias regionales y locales no solo fueron ineficientes para ejecutar sus presupuestos, ni siquiera supieron destinar lo que recibían para abrir caminos o puentes en los pequeños distritos. Muchas burocracias regionales y locales se corrompieron. Viaja y conoce un distrito, vuelve diez años después y la localidad seguirá siendo la misma, la misma trocha, las mismas roturas, las mismas privaciones, la misma miseria. Tanto dinero de la inversión privada y de los impuestos para que los pueblos sigan estancados en su pobreza. 

¿Lucha de clases? Lo que hay es una lucha entre la burocracia y los ciudadanos. A ver si cambiamos las pautas y que el canon (tan dilapidado en los bolsillos de las corruptelas de cada localidad) vaya directo a los pueblos, a los proyectos individuales, a las manos campesinas, a los ahorros familiares. La revolución moderna no es darle más al Estado, es quitárselo de las manos al burócrata para dárselo a la gente.

Raúl Mendoza Cánepa
18 de abril del 2021

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