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La cuestión de género en el Perú

La cuestión de género en el Perú
Víctor Andrés Ponce
14 de junio del 2017

Polémico debate alrededor del currículo escolar

A propósito de la Acción Popular que ha presentado ante el Poder Judicial el colectivo Padres en Acción, en la que se solicita se retire del currículo escolar los temas vinculados a la llamada “cuestión de género” porque “vulneran la libertad de los padres de educar a sus hijos”, quizá es hora de separar la paja del grano para evitar que la polarización en el debate termine devorándose cosas rescatables.

El primer tema tiene que ver con la definición del género. Desde el siglo XX, el debate alrededor de estos temas definía el género como la función cultural, política, económica y social que se atribuía a los sexos en determinada sociedad. En otras palabras, el género era concebido como la función social de la diferencia sexual. De alguna manera la lucha de las sufragistas de Estados Unidos, Europa y América Latina formaba parte de estas definiciones.

A partir de estas premisas conceptuales, cualquiera se podía interrogar si las mujeres en una determinada sociedad tenían los mismos derechos que los varones para acceder al poder político y económico. Si la respuesta era negativa, entonces surgían definiciones acerca de la existencia de una sociedad patriarcal. Por ejemplo, hay autoras como Carole Pateman, que llegaron a sostener que todo el contractualismo moderno que es la base de las democracias y la libertad en Occidente se hizo a partir de un contrato sexual que excluía a las mujeres de los derechos civiles. No le faltaba la razón, porque las sufragistas de Occidente —que conquistaron el voto para la mujer— recién avanzaron con firmeza a mitad del siglo pasado. Hay entonces una aproximación hacia los temas de género que debería ser rescatada para seguir organizando una sociedad abierta y persistiendo en las libertades.

Sin embargo, luego de la caída del Muro de Berlín la izquierda mundial renunció a su estrategia de asalto al poder y se propuso apropiarse de los temas ambientales, de Derechos Humanos, de la defensa del consumidor y de las llamadas cuestiones de género. Semejante estrategia pasaba por controlar los organismos multilaterales mundiales con el objeto de convertir a los estados nacionales en el gran elector o decisor de los grandes temas que se debatían en la sociedad. En otras palabras, la defensa del medio ambiente y las cuestiones de género ya no eran parte de una movilización general de las sociedades sino, principalmente, un asunto del Estado.

En general la izquierda se dio maña para desarrollar su agenda anticapitalista y proestatal en el planeta entero. Si bien ahora esa ofensiva izquierdista está en retroceso con los recientes resultados electorales en Occidente, es evidente que en el Perú ha logrado organizar importantes cabeceras de playas: una de ellas es la incorporación de los temas de género al currículo escolar. Ante esta situación un sector de la sociedad reclama el derecho de los padres de familia a educar a sus hijos en temas controversiales y que están en debate en la sociedad.

La demanda de los padres de familia produce una situación paradojal: por un lado aparece desarrollando una posición conservadora en el debate; pero por el otro, es absolutamente liberal en el sentido de que exige que el Estado no resuelva un debate que debe ser procesado en la sociedad, como corresponde a las tradiciones de todas las sociedades abiertas que se han organizado en el planeta.

Al respecto siempre vale recordar que todos los autoritarismos del siglo XX siempre se propusieron utilizar a la escuela como un elemento de uniformización de las diferencias de la sociedad. Allí está las escuelas nazis y comunistas que se propusieron “construir el hombre del futuro”.

En todo caso el debate que plantean los padres de familia en contra de la incorporación de los temas de género en el currículo escolar nos señala que la pretensión de la izquierda de aparecer como “el sector liberal” de la sociedad no pasará con facilidad. Un estado laico no solo es aquel que separa el espacio público del religioso, sino también el Estado que no interviene en las cuestiones que se debaten al interior de una sociedad.

Víctor Andrés Ponce

Víctor Andrés Ponce
14 de junio del 2017

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