Alberto Fujimori y sus circunstancias políticas

Un debate en el que debe predominar la razón

No es la primera vez que un asunto complejo y de alta incidencia política, como el de la eventualidad de un indulto a Alberto Fujimori, adquiere un gran relieve mediático. Ya hace cinco años fue motivo de gran discusión, motivada por una iniciativa que provenía de la misma familia Fujimori. En esa oportunidad, tanto Alan García como Ollanta Humala, decidieron no agendar el tema, generando una frustración innecesaria. En virtud de esos hechos, considero que un tema como este debe tratarse con la seriedad del caso, respetando a todos los familiares involucrados.

En principio, la eventualidad de un indulto no es moneda de cambio para el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. De ninguna manera ha existido el propósito de utilizar un tema tan crítico de manera irresponsable. Que otros se hayan esforzado por colocar el tema en agenda, por diversas razones, no compromete al gobierno en absoluto en tratativas con ningún partido político. Aseverar lo contrario es dejarse llevar por la especulación, y ello no tiene sentido.

Sin embargo, la predisposición de la clase política para discutir el tema es un activo que no se puede desperdiciar. La mayoría de los políticos entrevistados se han expresado a favor de mejorar las condiciones de reclusión del ex presidente Alberto Fujimori, en el caso de que haya un cuadro de descomposición de salud comprobada. A ello agregaría la necesidad de tomar en cuenta la voz de las víctimas. La idea es evitar la polarización del país. Junto al consenso político, sería necesario tener un nivel de participación de las víctimas para que la decisión que se adopte sea aceptada y sostenible en el tiempo.

Otro tema es el de la oportunidad. No es responsabilidad del gobierno que la reclusión de Alberto Fujimori se haya puesto en el debate público, a pesar del reconocimiento que asuntos como este tarde o temprano se van a tener que tratar. Son temas ineludibles que estarán en la agenda en cualquier momento, para lo cual se requiere actuar con madurez y altura. Solo así se evitará un comportamiento indebido, en el cual predomine la pasión y no la razón, fría y serena esta última, para poder llegar a algún tipo de conclusión.

Hace unos años, a raíz del mismo tema, escribí lo siguiente: “A pesar de ser un tema ligado a la salud del ex presidente Fujimori, la solución va a tener que ser política. Es allí donde se muestran nuestras debilidades, entre ellas la institucional”. Me reafirmo en ello. Independientemente de lo que piensen algunos involucrados, el tema Fujimori siempre será político, por lo tanto su solución estará en el mismo ámbito.

Ing. Juan Sheput