Guillermo Vidalón

A río revuelto, riesgo para la economía

En cualquier país donde reine la incertidumbre, las inversiones se ralentizan

A río revuelto, riesgo para la economía
Guillermo Vidalón
17 de enero del 2025


El 12 de abril de 2026, se llevarán a cabo las elecciones generales para renovar la conducción de los poderes Ejecutivo y Legislativo; pocos meses después, se elegirán a alcaldes distritales y provinciales, además de gobernadores. En total, más de 2,000 nuevas autoridades, muchas de ellas sin experiencia previa porque no existe carrera ni institucionalidad política.

A la fecha, según el Registro de Organizaciones Políticas, ya existen más de 39 partidos políticos habilitados para participar en el proceso electoral. Imaginemos el tamaño de la cédula de sufragio y, en adición, el tamaño del planillón para registrar los votos de cada una de las organizaciones políticas. El planillón donde se registrarán los votos obtenidos por cada uno de los 39 partidos multiplicados por 130 casilleros para la cámara de Diputados y otros 60 para los representantes ante el Senado de la república.

Se indica que se empleará el voto electrónico, lo que representa una ayuda para el registro virtual, pero los votos físicos se eliminarán, ¿ya no serán empleados? Si surge algún cuestionamiento –en el Perú suelen surgir– va a ser imposible corroborar la fidelidad del resultado o simplemente se dejará pasar.

La historia electoral nacional registra hechos como “fábricas de firmas” denunciadas mutuamente por grupos políticos opuestos. En 2000, el partido de gobierno fue denunciado por haber montado una “oficina” de firmas de supuestos simpatizantes. Años después, se comprobó que el denunciante también había incurrido en dichos actos; por supuesto, luego de que culminara su mandato presidencial. Así que, a uno y otro lado del espectro político se cuecen habas.

El 2026 se enfrentarán nuevamente los partidos estatistas y los que consideran que los ciudadanos son los mejores generadores de su propio bienestar. Para que el resultado electoral sea inobjetable se requiere estar prevenidos, porque “el diablo se entromete en los detalles” y allí el riesgo será mucho mayor. 

A los 39 partidos ya inscritos se les podrán sumar otros 32, lo que elevaría la cifra de organizaciones políticas participantes a 71. ¿Podemos creer que en el país existen 71 ideologías en constante contraposición, con propuestas disímiles entre sí? Evidentemente no. Hay mucho ego superlativo que hace creer a un grupo de ciudadanos que puede llegar a la presidencia. Cierto que ha habido experiencias que alientan jugarse un “huachito” de lotería en busca del premio mayor.

Pero el futuro del país es demasiado importante para dejarlo a la suerte. El desinterés por la política ha hecho que organizaciones que actúan en la esfera de la ilegalidad cuenten con representación política, inclusive en los poderes del Estado. Como sucedió cuando en el parlamento se encontraban los representantes de los cocaleros. ¿Realmente podemos creer que eso era así? O simplemente empleaban el argumento del consumo de la hoja ancestral de los andes.

En cualquier país del mundo donde reine la incertidumbre, las inversiones se ralentizan a la espera de la definición de las próximas autoridades. Por eso, para evitar que el río revuelto nos envuelva en su turbulencia, hay que estar debidamente informados. 

Guillermo Vidalón
17 de enero del 2025

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