Cesar Gutierrez
Amoniaco verde: producto para el mediano plazo
Hay que trabajar ordenadamente sin crear falsas expectativas gubernamentales
El año pasado desde las dependencias gubernamentales peruanas se propagandizaron supuestas inversiones en la construcción de plantas de producción de hidrógeno y amoniaco verde, y hasta se aprobó en marzo pasado una Ley de Promoción del Hidrógeno Verde (Ley 31992). Buenas intenciones, interés de parte de los fósiles incluidos en la ley, que pretendían que la energía de abastecimiento fuese el gas natural; mucho voluntarismo y poco análisis.
La ley fue rectificada en agosto 2024, vía decreto legislativo (DL 1629) precisando que la fuente de energía debería provenir de generación eléctrica con recursos energéticos renovables (RER). Una decisión correcta, pero solo hasta allí llegamos, porque el tema es mucho más complejo.
El amoniaco es un insumo importante para la producción de fertilizantes y explosivos, y requiere que se disponga de hidrógeno que se obtiene de un proceso denominado electrólisis.
La producción de hidrógeno y amoniaco verde (NH3V) está alineado con los compromisos ambientales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), establecidos en el Acuerdo de París del 2015, durante la COP 21.
El NH3V tiene que competir en precio con el NH3 obtenido del gas natural (GN) y aquí empiezan las tribulaciones. En el primer semestre del 2022 hubo mucho entusiasmo en los proyectos de NH3V, pues debido a la guerra entre Ucrania y Rusia, el precio del NH3 llegó a 1,320 dólares/tonelada (US$/Tn), mientras que el NH3V tenía un precio de 1,100 US$/Tn.
La componente especulativa del precio de los combustibles, entre ellos el GN y por ende del NH3, fue disminuyendo en el segundo semestre del 2022, para luego experimentar un desplome de la cotización del NH3 que actualmente está en el rango de 390 US$/Tn (China) y 540 US$/Tn (Europa), lo que ha hecho retroceder muchos proyectos que se pensaban para el corto plazo.
La principal componente del costo del NH3V es la energía eléctrica que tiene una ponderación del 81%, siendo las RER una buena ventaja por el bajo precio por unidad de energía de las plantas solares, sin embargo, dado que hay economía de escala en la producción del NH3V, se requiere operación continua y se convierte en un reto la gestión de la energía, dado que la producción de electricidad solar es bien diferenciada en las 4 estaciones del año y hay que complementar con energía eólica en horario nocturno.
Con precios de electricidad RER del orden de 24 dólares/megavatio-hora (US$/MWh) se consigue una cotización del NH3V del orden de 682 US$/Tn, que no puede competir con el NH3, que como se ha mencionado se valoriza entre 390 a 540 US$/Tn.
El horizonte en el corto plazo no es nada auspicioso, el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París ha sido desalentador en el reporte de la reciente COP 29, desarrollada a fines del año pasado en Bakú, capital de Azerbaiyán. A esto se suma la prédica antiecologista de Donald Trump, que en los Estados Unidos ha devenido en la disolución de la Alianza Bancaria Cero Emisiones, formada por Citigroup, Bank of América, Goldman Sachs, Wells Fargo y Morgan Stanley.
Lo que se viene trabajando a nivel tecnológico es reducir la demanda de electricidad hasta en 30%, pero que a la vez signifique disminuir el monto de la inversión en la planta integrada de H2V-NH3V. En el caso peruano, se tiene un avance con la ley aprobada en diciembre pasado que permitirá mayor incursión de la inversión en energías renovables, la madurez de este mercado será un incentivo para la construcción de plantas de NH3V.
Mientras la tecnología avanza, se retoman compromisos del Acuerdo de París, y los bancos retornan al financiamiento verde, nos corresponde en Perú gestionar las RER con eficiencia regulatoria, estamos hablando de tener proyectos reales en construcción en unos tres a cuatro años, lo peor que se puede hacer es vender triunfalismos de corto plazo que restan credibilidad.
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