Jose Antonio Torres
La soledad del tirano
La gran revolución en América Latina descansa en el sufragio y el ejercicio de la libertad
Nicolás Maduro se aferra al poder, como lo han hecho los tiranos a lo largo de la historia. Los actos espurios del 10 de enero demostraron el aislamiento internacional de la dictadura. La presencia de Díaz Canel y Daniel Ortega al lado de Nicolás Maduro pone de manifiesto la soledad del operador de la Habana. Una juramentación anticipada, el cierre de fronteras y el control estricto del espacio aéreo, como si el país tuviera que defenderse de un enemigo externo, caracterizaron el aciago 10 de enero.
Los jefes de Estado de México, Colombia y Brasil; Claudia Sheimbaun, Gustavo Petro y Lula Da Silva respectivamente, optaron por no asistir. Es verdad que en un acto político impropio enviaron delegaciones a la llamada "nueva asunción". El presidente Lula Da Silva, mentor del Foro de Sao Paulo y líder del Partido de los Trabajadores, así como Gustavo Petro (ex integrante del M -19 que cometió acciones terroristas) no fue capaz de confrontar con el tirano de Caracas. A la vez, la actual presidenta de México, Claudia Sheimbaun, siguiendo las instrucciones del ex presidente López Obrador tampoco viajó a Caracas.
El papel cumplido en los últimos días por los gobiernos de Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Guatemala, Panamá, República Dominicana, El Salvador, entre otros, debe ser resaltado. Ni el Parlamento Europeo, ni los países miembros de la Unión Europea acreditaron representantes en la deslucida ceremonia de "asunción de mando" del dictador.
Por el contrario, el presidente electo Edmundo Gonzalez Urrutia contó con el leal respaldo de varios ex presidentes latinoamericanos. El presidente electo llegó a sostener una entrevista con el presidente Joe Biden, en la Casa Blanca, lo que representó un explícito reconocimiento a su condición de presidente electo. Donald Trump asumirá la presidencia de los Estados Unidos el próximo 20 de enero, y ha sido explícito su reconocimiento a Edmundo Gonzalez como presidente electo de Venezuela. La designación del senador Marco Rubio como Secretario de Estado es alentadora.
En el plano internacional, la administración norteamericana tendrá que afrontar en el corto plazo, temas fundamentales como la invasión de Rusia a Ucrania, la liberación de los rehenes que aún se encuentran "cautivos" en manos de Hamas y la creciente hegemonía de la República Popular China en América Latina y África, sin olvidarnos de la crisis migratoria. La renuncia del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, es una señal política de que el escenario internacional tomará otro rumbo en los próximos años. Las afirmaciones de Donald Trump con respecto a Canadá, Groenlandia y el Canal de Panamá deben ser analizadas como una declaración que va más allá de lo lírico. Las dictaduras de Venezuela, Cuba o Nicaragua se llaman antiimperialistas con respecto a Estados Unidos, obviando su sometimiento a potencias como Rusia, China o Irán.
En este siglo, el imperialismo ha tomado giros y dinámicas distintas, respecto a las prácticas desarrolladas por Estados Unidos o Reino Unido en el siglo XX. No olvidemos como la Revolución Cubana afianzó su discurso antiimperialista, convirtiéndose en un aliado político de la URSS, sobreviviendo con la ayuda y subvención soviética. Nicolás Maduro sube el tono de su discurso contra "el imperio", seguro de poder sumar adhesiones políticas. Si la URSS se disolvió ante la ruina de la planificación estatal compulsiva impuesta durante décadas; por su parte la dictadura cubana no ha implosionado, en mi concepto porque Fidel Castro en su momento fue hábil para dar vida al "socialismo del siglo XXI", logrando para su suerte que Hugo Chávez tome el poder en Venezuela.
Las dictaduras se especializan en la acción política y la represión. Cuba supo alentar las guerrillas en América Latina en los años sesenta, consiguiendo en este siglo direccionar la conducción política de partidos y gobiernos en la región. Nicolás Maduro sin el apoyo de la inteligencia cubana, tal vez no tendría rumbo en este momento. A ello se suma la asistencia militar rusa y el apoyo financiero de China. La renta petrolera dio vida al chavismo, en un contexto en el que el barril de petróleo llegó a superar los 150 dólares. Venezuela no es un país soberano, está hipotecado a potencias extranjeras y depende de la dirección política cubana. La influencia cubana ha sido nefasta en América Latina. Fidel Castro urdió un plan para vivir de la URSS primero, luego de Venezuela y ahora de las remesas, el turismo y la explotación laboral de sus médicos en el exterior. El gobierno de México aumentó el número de médicos contratados, afectando incluso a los cuadros profesionales mexicanos. Por su parte la Vicepresidenta de Colombia habla de la "solidaridad del pueblo de Cuba", al facilitar los servicios profesionales de sus médicos a varios países latinoamericanos. La demagogía en toda su expresión.
Si la muerte de Hugo Chávez en el 2013 y de Fidel Castro en el 2016, no rompieron los lazos cubanos - venezolanos; fue en mi concepto por la miopía norteamericana que decidió durante el gobierno de Barack Obama restablecer relaciones diplomáticas con Cuba. El supuesto "paraíso cubano" es solo propaganda y mentira. El pueblo de Cuba carece de libertades y no puede atender sus necesidades básicas. En su momento Hugo Chávez se sintió discípulo de Fidel Castro.
Hoy en América Latina la cercanía de Nicolás Maduro, Díaz Canel y Daniel Ortega es manifiesta. Cómo explicar la casi inacción de las Naciones Unidas y de la O.E.A; cómo explicar el silencio de Michell Bachelet (hasta hace un tiempo) Alta Comisionada de las Naciones Unidas- Derechos Humanos. Se elaboraron múltiples informes, se precisaron responsabilidades; sin embargo la socialista y ex presidenta Bachelet no tuvo la entereza de confrontar con el tirano Maduro. Que espera la Corte Penal Internacional, para ordenar el arresto de Nicolás Maduro. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (adscrita a la O.E.A.) demuestra que carece de celeridad cuando se trata de "violadores" de Derechos Humanos de extrema izquierda. La "doble moral" prima en los organismos internacionales, la doble lectura es manifiesta en los organismos internacionales, que hoy están en manos de burócratas internacionales, operadores de un globalismo avasallador sin escrúpulos.
Nicolás Maduro y su entorno pueden sentirse que tienen el ejercicio del poder. Las tiranías de cualquier signo político, deben ser rechazadas. La libertad está en juego. El supuesto proyecto liberador de Hugo Chávez fracasó y ha empobrecido a su pueblo. La migración de más de 8 millones de venezolanos, lo demuestra cabalmente. Si el gobierno de Nicolás Maduro se consolida, de hecho se producirá una "segunda ola migratoria", tal vez superior en número a la primera. En mi concepto tanto Cuba como Venezuela han "urdido un plan" que consiste en alentar la migración de sus connacionales. Cuba tiene apenas un poco más de población que al inicio de su fallida revolución. Por su parte al tirano Nicolás Maduro le conviene que aumente el número de migrantes por varias razones: reducirá el número de opositores en su territorio, aumentará el monto de las remesas que envían sus connacionales a sus familiares y por cierto afectarán la seguridad regional. No olvidemos que en las elecciones del 28 de Julio, apenas pudieron sufragar menos de 70 mil ciudadanos en el exterior. De haberse habilitado el derecho de sufragio de millones de venezolanos en el exterior, Edmundo Gonzalez Urrutia hubiera obtenido alrededor del 90 % de los sufragios. Hay un plan en marcha, nunca olvidemos la frase de Diosdado Cabello cuando utilizó la frase "brisita bolivariana" en alusión a las protestas sociales ocurridas en los últimos meses del 2019 en Chile, Ecuador, Colombia y Panamá.
La oposición venezolana debe resistir. El liderazgo de María Corina Machado fue puesto a prueba estos días, su detención y posterior liberación generaron la atención internacional. La reacción de la comunidad internacional fue rápida y contundente.
La lucha no puede cesar, más aún cuando hoy se habla con certeza de la existencia de un "cartel de la droga" en torno al gobierno de Nicolás Maduro. El aumento de recompensas por la captura del tirano y su entorno, son señales claras. Nicolás Maduro carece de una "guardia dorada o pretoriana" que esté dispuesto a dar su vida por él. La tiranía y el tirano no luchan por ideales , luchan por mantenerse en el poder, evitar la prisión, salvar su patrimonio "mal habido" y proteger a sus familias. Los líderes del llamado "socialismo del siglo XXI" tienen en común, haberse enriquecido en el ejercicio del poder.
María Corina Machado y Edmundo Gonzalez Urrutia no están solos. La comunidad internacional no puede ser indiferente, los venezolanos en el exterior deben sumarse a la resistencia. Si en enero de 1958, líderes como Rómulo Betancourt con el apoyo del pueblo y sectores del ejército, pusieron fin a la dictadura de Pérez Jiménez; hoy tal vez nos encontremos en el preludio de un nuevo tiempo. La gran revolución en América Latina descansa en el sufragio, en el ejercicio de la libertad y la gran transformación que siente las bases del bienestar de los pueblos. La soledad de Nicolás Maduro es manifiesta.
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