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Grandes proyectos del sur en la mira izquierdista
Según el Indicador Compuesto de Actividades Económicas (ICAE), documento elaborado por el Instituto Peruano de Economía (IPE), en el primer trimestre del año la región Apurímac tuvo una expansión de su economía de 31.6%, una de las más altas del país (superada solo por Arequipa, con 32%) y por encima del promedio nacional (4.4%). En el documento también se indica que Cerro Verde y Las Bambas generan el 2% de la producción mundial de cobre, y que este último yacimiento es uno de los principales motores de crecimiento económico de la región apurimeña. Vale recordar que en el 2015 el PBI de Apurímac creció 12.2%, frente al 3.3% del promedio nacional. En este contexto, se conoce de la intención de Verónika Mendoza de postular al gobierno regional del Cusco.
Mendoza postularía a la región cusqueña con el objetivo de construir un movimiento político para las elecciones del 2021 sobre la base de la oposición a la minería moderna y los proyectos mineros en el sur peruano, el denominado Corredor Minero del Sur. Como Mendoza ha perdido peso por el liderazgo de la izquierda frente al congresista por Cajamarca Marco Arana, la ex candidata presidencial necesita recuperar el protagonismo a través de la Gobernación del Cusco.
Con semejante postulación, Mendoza no solo apuntaría a consolidar una base social en el sur, sino también a dotarse de una infraestructura para organizar una fuerza política propia. Pero además tendría una plataforma propia en el sur que le permitiría disputar el liderazgo de la izquierda con Gregorio Santos que, en cualquier momento, podría abandonar la prisión y retomar la conducción del Gobierno Regional de Cajamarca. De esta manera en el país podrían surgir dos regiones emblemáticas de identidad antiminera: Cajamarca y Cusco. Una tenaza contra la inversión. Claro que el destino de los cusqueños avanzaría a una tragedia: el aumento general de pobreza.
Por ejemplo, entre 2011 y 2015 en Cajamarca la pobreza se mantuvo por encima de 51%; en tanto que en Apurímac, en este mismo periodo, la pobreza se redujo de 57% a 39%. Es decir 18 puntos porcentuales. Además, debemos señalar que según la Encuesta de Pobreza Distrital 2013, elaborada también por INEI, en Cajamarca se encuentran siete de los catorce distritos más pobres del país. De otro lado, en el periodo 2012-2015, en Cajamarca la inversión pública y privada cayó 20.3% cada año, mientras que en Apurímac —en el mismo periodo de 2012 a 2015— la inversión pública y privada creció 19.8%.
Si Mendoza ganara la gobernación cusqueña también tendría entre sus manos los ingentes presupuestos por concepto de canon gasífero del proyecto Camisea, y podría poner en jaque a importantes proyectos mineros del Corredor Minero, como Antapaccay (1,400 millones de dólares), Constancia (1,700 millones) y Las Bambas (10,000 millones) en Tambobamba. Y es evidente que la influencia de la región cusqueña podría llegar hasta el proyecto Tía María (1,400 millones de dólares) en Arequipa.
No es la primera vez que el Corredor Minero del Sur está en la mira de líderes antimineros y de organizaciones no gubernamentales (Cooperacción y Vicaría de Sicuani). Con Mendoza a la cabeza de un futuro gobierno regional en el Cusco la minería en el sur puede convertirse en una gran interrogante. Sin lugar a dudas, si escribiéramos la historia de la continuidad de la pobreza del Perú en los últimos 25 años, inevitablemente estaría asociada a la conducta de una izquierda anti inversión.
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