La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Es hora de terminar con guerra de declaraciones
Es hora de terminar con esta especie de guerra fría que se ha instalado entre Peruanos por el Kambio y Fuerza Popular luego de las elecciones generales, y cerrar filas con el camino de convergencia que construyen Fernando Zavala, presidente del Consejo de Ministros, y Luz Salgado, presidenta del Legislativo. El juego de declaraciones entre PPK y Keiko Fujimori debe finalizar perentoriamente, un juego que ya empieza a tener mucho de “boquilla” y que es inaceptable para una democracia que avanza hacia su quinta elección nacional sin interrupciones.
A pesar de que la mayoría mediática pretende cargarle las tintas a Fuerza Popular, la principal responsabilidad de estos desencuentros recae en PPK, quien en su calidad de primer magistrado de la Nación concentra la iniciativa política del Estado. Keiko Fujimori es la lideresa del principal partido del Perú, pero finalmente no ejerce ninguna responsabilidad estatal.
Si Keiko señala que convertirá su plan de gobierno en leyes, PPK le responde que él es quien maneja el carro; si la mayoría legislativa le hace hielo al jefe de Estado durante su primer mensaje de Fiestas Patrias, PPK responde que se jalará a 30 congresistas porque “buscan prebendas del gobierno”. El exabrupto es de tal magnitud que Zavala se vio obligado a presentar disculpas a Salgado.
Ahora bien, la pregunta que debemos formularnos es ¿quién gana con esta guerra de boquillas entre el jefe de Estado y la lideresa de Fuerza Popular? En primer lugar, el Frente Amplio, que apunta a convertir a Verónika Mendoza en una carta hacia el 2021; y en segundo lugar, el radicalismo en general. ¿Por qué? Porque una guerra permanente entre Peruanos por el Kambio y Fuerza Popular es el boleto directo hacia el fracaso de la administración PPK. No nos podemos imaginar a qué estratega se le puede ocurrir que la democracia y el nuevo gobierno llegarán a buen puerto guerreando con la mayoría legislativa. Si se desata una lógica obstruccionista entre el Ejecutivo y el Legislativo no solo pierde Fuerza Popular, sino también el Ejecutivo. Y de esa manera, la predicción radical del “fracaso del neoliberalismo” estaría a la vuelta de la esquina.
Y algo muy importante para el fujimorismo. Si esta lógica de enfrentamientos persiste, tarde o temprano la bancada parlamentaria de Fuerza Popular entrara en crisis, con inevitables fracturas y distanciamientos. No es posible sostener y consolidar una mayoría legislativa como la naranja, desarrollando una política errática, de espaldas al humor de la mayoría nacional y de los intereses de la democracia y de la República.
Es hora de restablecer la racionalidad en la política. Y la racionalidad nos indica que en las elecciones del 2016 más del 70% del electorado se pronunció a favor de las políticas promercado. En otras palabras, una abrumadora mayoría nacional puede considerarse promercado; de lo contrario, habría votado por la izquierda y las propuestas radicales. Apostar a que el Ejecutivo y el Legislativo representen a esa clara mayoría es el único camino que nos permitirá avanzar sin sobresaltos a la quinta elección nacional sin interrupciones, retomar tasas altas de crecimiento económico para seguir reduciendo la pobreza, como antes, y consolidar una nueva sociedad de clases medias.
PPK y Keiko tienen la palabra.
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