La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Podría volver a ocupar el cargo de gobernador regional
Gregorio Santos, ex candidato presidencial y ex gobernador regional, ha retornado a Cajamarca en medio de la euforia de sus simpatizantes. Ha salido en libertad gracias a un fallo de la Corte Suprema, que rechazó el pedido del Ministerio Público de mantener la reclusión. Santos pasó 25 meses en el penal de Piedras Gordas, en Ancón, mientras era investigado por supuestos delitos de corrupción, asociación ilícita para delinquir, colusión y colusión agravada, ocurridos durante su desempeño en el cargo de gobernador regional de Cajamarca. Con su libertad, Santos podría volver a ocupar el cargo de gobernador regional, ya que ganó la reelección en el 2014.
Todo indica que Santos desarrollará una estrategia con el fin de disputar con Verónika Mendoza el liderazgo de la izquierda para las elecciones presidenciales del 2021. Santos organizaría desde las regiones una marea anti establishment radical, cuya principal bandera sería el cambio de modelo económico yla liquidación de la minería moderna, sobre todo el proyecto Conga en Cajamarca. En semejante escenario la competencia por el liderazgo obligaría a Mendoza y al ex sacerdote Marco Arana a radicalizarse para no perder influencias en “la base social”. El gran problema para el Frente Amplio será compatibilizar la actividad parlamentaria con la agitación social para detener proyectos mineros como Tía María y Antapaccay.
Con Santos en el norte, Verónika Mendoza apuntaría a consolidar su liderazgo en el sur y presentarse al gobierno regional del Cusco. Pero tendría que convertirse en vocera del radicalismo antiminero de los departamentos sureños, a menos que sea rebasada por otros extremismos. En todo caso, la posición de Mendoza se complica, porque si corre demasiado al centro perderá piso en “las bases sociales”; y si se radicaliza en extremo se alejará de las clases medias limeñas, a las que ahora se dirige con ciertos gestos de moderación. Cualquiera sea el ángulo de la reflexión, la libertad de Santos mueve el tablero de la izquierda.
En cuanto a la libertad del ex gobernador regional, vale aclarar que la decisión de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema (que preside el juez Javier Villa Stein) no exculpa o exime a Santos de las responsabilidades y los presuntos delitos que habría cometido durante su primera gestión en Cajamarca. El líder radical afrontará en libertad una investigación en la que se le sindica como la cabeza de una organización delictiva y criminal que cobraba cupos a empresas constructoras, utilizando el gobierno regional, además de usar los recursos del Estado para fines políticos (organización de violentas protestas contra los proyectos mineros).
Según la Contraloría General de la República, Santos y otros 37 involucrados están acusados de cobrar cupos a empresas y de otorgar de forma irregular 11 proyectos de la Unidad Ejecutora Pro Región. Las empresas que se beneficiaron con los jugosos contratos con la región cajamarquinapresentaron documentación falsa o expedientes que no cumplían los requisitos exigidos en las bases de los concursos. Lo curioso es que todas las empresas favorecidas con los 11 proyectos otorgados por Pro Región tenían, de alguna u otra forma, relación con un empresario local llamado Wilson Vallejos, personaje central que luego, a través de unos audios publicados en el 2014, se ufanaba de ser el “dueño” de Pro Región. Incluso Vallejos vacacionó con la hija de Santos en las playas norteñas. ¿No hay allí acaso demasiados indicios que inculpan al ex presidente regional? Hoy, a través de una nota de prensa, la Contraloría General de la República advirtió que el retorno de Santos a Cajamarca podría significar el uso de los recursos públicos del gobierno regional nuevamente.
El retorno de Santos a la escena política significa también que desde el gobierno regional de Cajamarca se intensificará la guerra contra los proyectos mineros; en particular contra Conga, cuya inversión representa más de 4,500 millones de dólares. La salida de Santos de la prisión no borra de ninguna manera la pobre gestión y los resultados deplorables de su gobierno. Cajamarca se encuentra sumida en un retraso económico y social. La minería, el turismo y el empleo pasan por sus peores días.
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