La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Jefe de Estado convoca a la unidad nacional
Una de las cosas que debe destacarse a propósito del primer mensaje presidencial de PPK es que todas las formas y protocolos de la democracia se cumplieron a pie juntillas. La sensación de que ya no había una figura entrometiéndose en la majestad de la figura presidencial nos recordó que, en un hecho sin precedentes, el Perú consolida su cuarto gobierno constitucional democrático.
Al margen de cualquier crítica, contemplar a Ollanta Humala que abandonaba la Casa de Pizarro, observar el protocolo seguido en el Congreso, la conducta prolija de Luz Salgado (presidenta del Legislativo); y el propio acto de juramentación presidencial, en el que el Congreso y el Ejecutivo, los dos poderes investidos de soberanía por el sufragio, desarrollan el protocolo de la instalación del siguiente periodo democrático, resultó sumamente gratificante. Hay entonces mucho que celebrar.
En cuanto al mensaje presidencial de Fiestas Patrias propiamente dicho, llamó poderosamente la atención la voluntad de PPK de plantear solo las grandes políticas y objetivos, evitando el detalle y las cifras. Cualquiera podría señalar que el mensaje tenía esa forma, porque se trataba de un jefe de Estado asumiendo el cargo. Sin embargo, todo indica que el estilo de PPK será el de ubicar a la Presidencia por encima del conflicto, dejando los procedimientos y detalles a sus ministros. Luego del mensaje, precisamente, la sensación era que el presidente ya había hablado y que faltaba escuchar al Gabinete de Fernando Zavala antes de conseguir el voto de investidura.
Una de las cosas más constructivas del mensaje de PPK fue la convocatoria a la unidad nacional, formulada desde el inicio. El presidente señaló que se dirigía a quienes habían votado por él y también a quienes no lo habían hecho, para luego aseverar que en función del Bicentenario deberíamos construir un país que le diga “sí a la paz, no al enfrentamiento y a la división”.
De alguna manera, el jefe de Estado también demostraba su voluntad de convergencia luego de que la presidenta del Legislativo, un día antes, desarrollará un discurso abiertamente conciliador. Cuando PPK finalizó su mensaje señalando que para hacer un buen gobierno se necesitaba la ayuda de la ciudadanía y “la ayuda de este Congreso emblemático de la democracia”, los puentes entre Ejecutivo y Legislativo parecían extenderse. Lamentablemente la mayoría fujimorista cometió el error de no celebrar el gesto presidencial, algo que nos revela que en el movimiento naranja todavía falta procesar algunas reflexiones.
En su mensaje, PPK planteó el gran horizonte del 2021 como el espacio temporal de los objetivos. Afirmó que en su Bicentenario el Perú iba a ser un país seguro, con el mejor clima de negocios de la región, con agua y saneamiento para todos, con educación de calidad para todos, con buena salud para todos y con infraestructura para el desarrollo. Además precisó que en el 2021 se superarán todos los problemas para que el país ingrese a la Organización de Comercio Mundial para el Desarrollo (OCDE); y planteó una ambiciosa política de formalización, con el objetivo de tener al 60% de los trabajadores en la formalidad, con beneficios sociales y salud.
El mensaje presidencial puede ser criticado por diversos motivos. Por ejemplo, cuando el jefe de Estado habló sobre la seguridad ciudadana quizá faltaron propuestas para superar el desborde de la criminalidad. Acaso también faltó un compromiso claro en el liderazgo presidencial de la lucha contra la ola criminal.
Como en todo mensaje se olvidaron muchas cosas. Sin embargo, considerando que PPK asume un gobierno que deberá organizar la gobernabilidad con la mayoría legislativa del fujimorismo, se puede sostener que el jefe de Estado ha dicho lo necesario para empezar a armar la gobernabilidad y superar la polarización de la pasada campaña electoral, que algunos parecen empeñados en mantener.
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