Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
Sector educación pretende aprobar sistema burocrático
Para implementar la reforma estatista de la educación superior, que busca excluir a la inversión privada y a la sociedad de la nueva reforma universitaria, el Ministerio de Educación (MINEDU) requiere controlar todo el proceso de acreditación y certificación de la calidad. En otras palabras, necesita que los burócratas del sector establezcan los criterios de la calidad de las carreras y profesiones. Cuando el mundo ya avanza hacia la IV Revolución Industrial semejante concepción suena a un anacronismo imposible de defender.
Entre gallos y medianoche, al margen de un debate nacional, los funcionarios del Minedu están tratando de que el pleno del Congreso apruebe un nuevo sistema de acreditación que le otorga al burócrata ministerial todo el poder de lo académico y la calidad. Se trata del proyecto que crea el Consejo Peruano de la Educación Superior (COPAES), organismo que reemplazaría al Sistema Nacional de Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE).
Por simple inferencia se entenderá que, en el caso del Sineace, el sector Educación no controla la acreditación sino la sociedad, la comunidad universitaria, porque establece procedimientos de evaluación, acreditación y certificación de la calidad de abajo hacia arriba. El sistema de acreditación del Sineace es autónomo del Ministerio y allí está la madre del cordero. Un elemento más: los mejores sistemas universitarios del planeta tienen sistemas de acreditación independientes del gobierno, incluido, las universidades de Estados Unidos. ¿A quién se le ocurre que un burócrata va a determinar por dónde debe ir la historia o la ciencia?
Es evidente que las críticas del Minedu al viejo modelo de la Asamblea Nacional de Rectores se justifican en muchos aspectos. Los retrasos en la acreditación eran evidentes y las malas universidades privadas, estatales y asociativas, proliferaban sin que los padres de familia y estudiantes conocieran qué carreras estaban o no acreditadas. Sin embargo la concepción estatista impulsó a los funcionarios del Ministerio a demonizar a la universidad privada, no obstante que habían surgido claustros privados de excelencia académica y, no obstante que las universidades estatales y asociativas también eran terribles ejemplos de mediocridad.
Sin embargo no todo estaba mal. Después de 9 años de existencia, el Sineace había elaborado
los estándares y procedimientos nacionales de acreditación de la calidad y se habían organizado 3,534 comités de calidad en colegios, universidades e institutos, revelando que había surgido una cultura de la calidad por primera vez en nuestra historia. Es decir, cuando en medio de los retrasos emergía un movimiento nacional por la calidad, el Ministerio entró en pánico y decidió insistir en su propuesta burocrática y estatista. Allí está el proyecto de ley que crea el Copaes para confirmarlo.
En vez de producir una convergencia de universidades privadas, estatales y asociativas, alrededor de un movimiento nacional de la calidad, el titular del sector, Jaime Saavedra, niega el esfuerzo de los más de 3 mil comités de calidad que representan millones de soles invertidos (principalmente por el sector privado) no solo en dinero sino también en horas y capital académico.
Cuando el mundo entero, incluso los países del llamado Estado de Bienestar, se alejan del criterio que establece que solo el estado debe ser proveedor de la educación y fomentan la participación del sector privado y la sociedad, el ministro Saavedra pretende llevarnos por la ruta del pasado, por el camino del estado que fracasó en organizar una educación inclusiva y de calidad durante todo el Perú del siglo XX.
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