Editorial Educación

Constitución promueve diversos modelos de universidad

Constitución promueve diversos modelos de universidad
  • 19 de agosto del 2016

Sobre el sistema de tributación de las universidades

El conflicto abierto que se presentó entre una magistrada y los demás miembros del Tribunal Constitucional —a propósito de una sentencia que reconocía el derecho que tienen las universidades privadas a un crédito tributario en caso de reinvertir utilidades—, hasta cierto punto revela el nivel de demonización de la universidad privada que ha producido el nuevo relato izquierdista sobre la educación.

Algunos medios señalaron que se trataba de “un privilegio inaceptable” y, sobre la marcha, buscando desesperadamente el titular periodístico, la congresista Yeni Vilcatoma decidió acusar constitucionalmente a los jueces del Tribunal Constitucional que habían hecho prevalecer la Constitución y las leyes.

Las leyes peruanas, basadas en principios constitucionales (artículos 18 y 19 de la Constitución), reconocen el derecho que tienen las universidades societarias a utilizar un crédito tributario en caso de reinvertir utilidades. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que las universidades asociativas (Católica y Garcilaso, por ejemplo) están exoneradas de cargas tributarias. La norma del crédito tributario de las universidades privadas ha permitido una sana competencia entre los claustros superiores no estatales.

Y de allí, por ejemplo, el impresionante desarrollo de infraestructura, laboratorios y equipamiento tecnológico, que han logrado las universidades privadas con reconocida excelencia. Y de allí también que las universidades asociativas se hayan lanzado a actualizar infraestructura y laboratorios, en vez de distribuir los excedentes en las coaliciones docentes que se gestan alrededor de la universidad.

El crédito tributario del que gozan las universidades privadas, en caso de reinvertir utilidades, no es entonces un regalo de “un gobierno” o de algunos “jueces permisivos”, sino la natural consecuencia de los principios constitucionales que establecen que “las universidades son promovidas por entidades privadas o públicas. La ley fija las condiciones…” .

Ahora bien, ¿por qué la Constitución busca la coexistencia de diversos modelos de universidad, a diferencia de “la reforma universitaria” que desarrolla el Ministerio de Educación? Porque la Constitución peruana promueve abiertamente el empoderamiento del consumidor (padres de familia y estudiantes) en las decisiones educativas, y la única manera de empoderar al consumidor es que exista una oferta plural de modelos de claustro: universidades estatales, asociativas y privadas.

El problema en el Perú es que el criterio constitucional que busca empoderar al consumidor no ha tenido como contraparte una actuación responsable del Estado, que ha abandonado su responsabilidad de promover la calidad académica. En este contexto, el relato izquierdista, que busca “la estatización de toda la oferta educativa”, demonizó a la universidad privada señalando que todos los males de los claustros superiores provienen de este sector.

En este Portal ya hemos demostrado que existen universidades deficientes y excelentes en todos los modelos de universidad. Y semejante situación se presenta por los retrasos que existen en la acreditación académica de las carreras. No se puede negar que la acreditación de la calidad tuvo enormes y alarmantes retrasos en el modelo universitario nacional. Sin embargo, desde ocho años atrás, el Sistema Nacional de Evaluación Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE) elaboró los estándares para acreditar la calidad; no solo para las universidades, sino también para institutos y colegios de educación básica. Sobre estos criterios, desde varios años atrás, se movilizan más de 3,000 comités de calidad que buscan acreditarse.

Sin embargo los funcionarios de “la reforma educativa” del Minedu no quieren saber nada con estos comités de acreditación de la calidad. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que en la visión estatista no se acepta un sistema de acreditación independiente del Estado, y más bien se pretende centralizarlo todo en la burocracia estatal. Al respecto habría que recordar que los mejores sistemas universitarios del planeta (Estados Unidos y Europa) basan su calidad en sistemas de acreditación independiente del Estado.

En todo caso, el Perú tiene que iniciar un debate abierto sobre el modelo educativo y de universidad que se requiere para seguir construyendo una sociedad abierta.

 
  • 19 de agosto del 2016

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