Alejandro Arestegui
La encrucijada en la modernización de la fuerza aérea
Analizando los aviones de guerra para modernizar la fuerza aérea peruana
El mundo se encuentra al rojo vivo tras un año de numerosos conflictos bélicos y guerras sangrientas. La amenaza de guerra llega incluso a nuestro continente con las maniobras estadounidenses conducentes a deponer al dictador venezolano Nicolás Maduro. Ante estos horizontes que demuestran que la paz perpetua es tan solo un ideal a alcanzar en muy largo plazo. Hoy en día es necesario hablar de la modernización de las fuerzas armadas de nuestro país. En este caso específico quiero aportar una perspectiva económica y técnico militar sobre los aviones de guerra que debería adquirir nuestra fuerza aérea. Esta columna se distingue de otras puesto que voy a sistematizar y establecer comparación entre las aeronaves candidatas, sus atributos, ventajas y desventajas.
La Fuerza Aérea del Perú está en proceso de modernizar su flota de cazabombarderos para reemplazar los obsoletos Mirage 2000-P y MiG-29, con un plan para adquirir 24 unidades de última generación en dos tandas de doce aviones cada una. Muchos podrán aducir que ambas aeronaves siguen en uso militar, los MiG-29 siguen siendo usados por Polonia, Irán y últimamente fueron también empleados en Sudán, por otra parte, los Mirage 2000 están siendo usados por la fuerza aérea ucraniana. Ante esto tenemos que responder que dichas aeronaves son versiones mucho más modernas y actualizadas que las que posee el Perú, ya que en el caso de los Mirage estos fueron adquiridos a finales de los ochenta, mientras que los MiG-29 fueron adquiridos de Bielorrusia en una versión de exportación para países del pacto de Varsovia.
El proyecto de modernización de la aviación nacional posee un presupuesto aproximado de 3.500 millones de dólares y representa la mayor inversión en equipamiento militar en décadas y busca potenciar la superioridad aérea y la defensa nacional. Hasta diciembre de 2025, el Mindef evalúa tres candidatos principales: el estadounidense F-16 Block 70 de Lockheed Martin, el sueco JAS-39 Gripen E/F de Saab y el francés Dassault Rafale F4. A pesar de que este tema se tocó en los medios durante los meses de septiembre e inicios de octubre, ahora con un nuevo gobierno interino el debate se ha vuelto a abrir.
F-16 Block estadounidense
El preferido por el alto mando de la aviación, este caza monomotor de 4ª generación es el favorito actual del Mindef, con autorización de venta por parte del Departamento de Estado de EE.UU. en septiembre de 2025. Ofrece un salto tecnológico ambicioso, combinando potencia de fuego con sistemas automáticos de prevención de colisiones y resiliencia en cadenas de suministro. Es ideal para escenarios peruanos como la Amazonía o el Océano Pacífico, y su presencia en países vecinos como Chile y Ecuador facilita la interoperabilidad. Últimamente el nuevo operador regional de estos cazabombarderos formidables es Argentina, la cual adquirió sus aparatos de segunda mano procedentes de Dinamarca. Sin embargo, podemos aquí cuestionar su dependencia de accesorios externos para ciertas detecciones, desempeño en combate aire-aire, Paquete adicional para ataques en tierra e incluso la implementación de infraestructura y logística para su correcto mantenimiento hacen de esta opción un poco más onerosa.
JAS-39 Gripen sueco
Por supuesto tenemos la opción sueca, propuesta por la fábrica Saab, este bimotor destaca por su diseño "inteligente" y bajo impacto ambiental/operativo, perfecto para operaciones en pistas improvisadas como las de la selva peruana. La visita de delegaciones FAP a Suecia en agosto de 2025 reforzó su propuesta, incluyendo el radar GlobalEye para vigilancia integral. No obstante, la reciente compra por parte de la Colombia de Gustavo Petro (que adquirieron 17 unidades por 3.650 millones USD) ha expuesto riesgos de dependencia regional de Brasil, lo que preocupa por tensiones geopolíticas y costos logísticos elevados. Asimismo, hace unas semanas se divulgó la noticia desde Europa que la fuerza aérea ucraniana estaba firmando con Saab un cuantioso contrato a mediano y largo plazo para obtener 100 de estas aeronaves para la nueva fuerza aérea de este país. Debido a la urgencia por parte de ucranianos en adquirir estos aviones el Perú podría ubicarse muy atrás en la cola de espera para adquirir estos cazabombarderos, esto implicaría por lo menos unos años más de espera, tiempo el cual no disponemos. Cabe destacar que esta aeronave no ha enfrentado una prueba real de combate, por lo que todavía está en entredicho sus verdaderas capacidades.
Dassault Rafale F4 francés
Pasamos a la última propuesta comentada, el caza bombardero Dassault Rafale. El bimotor francés es visto como el "sueño" de un importante sector de la FAP por su versatilidad estratégica y herencia del Mirage 2000-P (usado por Perú por más de 40 años). Visitas a Francia en agosto de 2025 destacaron su rol en paquetes integrales de defensa. Sin embargo, su precio unitario superior a los 250 millones USD y costos operativos altos lo relegan, ya que el presupuesto peruano prioriza sostenibilidad a largo plazo sobre capacidades extra. Aparte de Francia, los principales usuarios de esta aeronave son la fuerza aérea de Qatar, la fuerza aérea de Egipto y la fuerza aérea India. A pesar de ser un cazabombardero confiable y muy temido por pilotos de todo el mundo, es la propuesta más cara de todas. A pesar de haber tenido presencia en ejercicios de la OTAN e incluso participar en la operación aérea sobre Libia de 2011, recién este año los Rafale enfrentaron una prueba de fuego real. De acuerdo con los informes, los Rafale indios tuvieron misiones de reconocimiento, bombardeo y ataque aéreo contra las fuerzas pakistaníes, para ser más concretos combates aéreos contra el caza J-10 de fabricación sino-pakistaní. A falta de confirmación oficial se cree que de 3 a 5 Rafales fueron abatidos durante las operaciones militares.
Estos son las tres aeronaves principales sobre las cuales se ha hablado en los medios, sin embargo, yo quiero hacer algunas menciones especiales. Los trasnochados defensores de una potencia venida a menos como Rusia sin lugar a dudas comentarían acerca de adquirir aparatos de este país para la FAP. Felizmente dicha noticias no pasarían de ser rumores inconsistentes, debido a que Rusia está en completa incapacidad de exportar armamento desde su fallida empresa en Ucrania. De hecho, Rusia ha tenido que cancelar lucrativos contratos de venta de cazabombarderos SU-30 y otros a proveedores importantes como Indonesia y Argelia, debido a la falta de existencias en sus hangares y que los nuevos aparatos a producirse tienen que ser utilizados localmente para las exigencias de la guerra con Ucrania.
Los defensores de la nueva potencia China también podrían mencionar la tentativa de adquirir cazabombarderos J-10, debido a su reducido coste de adquisición y mantenimiento económico. Sin embargo, la efectividad que ha demostrado estas aeronaves contra la fuerza aérea India se debe a que muchos aditamentos y componentes tanto del J-10 como del J-17 se obtuvieron realizando ingeniería inversa de los aviones F-16 pakistaníes de fabricación americana.
Por otra parte, nuestros altos mandos deberían ir sondeando otras posibilidades que pueden cumplir con los requisitos tanto operacionales como económicos. Uno de ellos es la adquisición de los cazabombarderos Panavia Tornado a los alemanes. Estos aparatos son “promoción” de los F-16 estadounidenses y ofrecen capacidades similares. Así mismo, los Panavia Tornado tienen experiencia en combate y han mostrado alta fiabilidad con materiales duraderos y armamento compatible con los estándares de la OTAN. Con un costo unitario de unos 30 millones de USD la unidad, implicaría una opción muy económica comparándola con los SAAB suecos o con los Rafale franceses. Por otro lado, el Perú podría ver con buenos ojos invertir a futuro colaborando con proyectos aeronáuticos un poco más “tapados” pero que ofrecerían cazabombarderos mucho más económicos y de capacidades más especializadas. Uno de ellos es el proyecto surcoreano KF-21, así como también el proyecto turco KAAN. Participar en estos proyectos, aunque implicaría compartir y guardar secretos militares, podría a su vez mejorar las relaciones bilaterales con estos países y a su vez ofrecer al Perú la posibilidad de estar a la vanguardia en el plano de la seguridad.
Personalmente estoy esperando el 2026 para ver cuál es la decisión que toman los altos mandos militares y el Mindef. Espero que sea una decisión sabia y que permita al Perú poseer aparatos que permitan defender la soberanía nacional y mantenerse a la vanguardia en la región.
















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