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Carlos Cabrejo, experto en temas forestales, advierte que las oenegés del ambientalismo ideológico ocultan deliberadamente las causas principales de la deforestación de la selva amazónica: el incremento de los cultivos de hoja de coca (72,000 hectáreas) y la producción de cocaína (705 toneladas).
Según el Gobierno de Estados Unidos, estas actividades criminales han producido ganancias ilícitas de US$ 17,000 millones en 2019. Por la tala ilegal y el contrabando de madera, sumados al tráfico de terrenos organizado por Sendero Luminoso en la Amazonía, nuevas extensiones de terreno se han sumado al cultivo de hoja de coca. No obstante, en las oenegés se sostiene que la deforestación de la Amazonía es causada por el calentamiento global y la desglaciación. ¿Cómo entender semejante desconocimiento de la realidad?
Las oenegés continúan en campaña mundial contra las actividades forestales peruanas. El objetivo es intervenir y establecer en el principal pulmón del mundo –según los ambientalistas comunistas– una autoridad mundial, soberana y distinta al Estado peruano. Además, cabe señalar que no es cierto que la Amazonía y otros bosques sean el pulmón del mundo. Es otro de los relatos fantasiosos del comunismo ambientalista. Diversas entidades científicas de prestigio han demostrado que cerca del 80% del oxígeno del planeta se origina en los mares. Los organismos nectónicos (plancton, bentos y necton) generan la flora y fauna marina, y explican el origen de la raza humana. Asimismo, es bueno recordar que cada molécula de agua está conformada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. No obstante la ciencia y el conocimiento empírico, el argumento de la quema y el cambio de uso de los territorios amazónicos es sobredimensionado y constantemente utilizado por las oenegés para desacreditar a las inversiones forestales.
Cabrejos también informa que los ambientalistas marxistas señalan que la deforestación en 2019 fue de 147,402 hectáreas; no obstante que, según el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), llegó a un total de 162,000 hectáreas. Los ambientalistas presentan menos cifras de deforestación para sostener que las 14,598 hectáreas de diferencia se explican por “la vigilancia y labor social” de las oenegés. El objetivo: legitimar la presencia de estas entidades en la selva, al margen de las autoridades nacionales. De igual manera, vale señalar que el llamado Grupo de Puebla –organización política continental, ideológica y marxista, que influencia en la lógica de las oenegés ambientalistas– el objetivo es “el control de los recursos naturales existentes y por descubrir en los bosques peruanos”.
La campaña de desprestigio contra las inversiones también señala que por la deforestación y tala ilegal vinculada a las concesiones forestales y planes de manejo, los bosques de la Amazonía han perdido alrededor de US$ 155 millones. Para las oenegés son las concesiones las que afectan a los bosques, y no la intervención del senderismo militarizado que controla la producción de hoja de coca y de cocaína, la tala ilegal, el contrabando de madera y el tráfico de terrenos. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Las maderas finas de los bosques peruanos son saqueadas impunemente por la ausencia del Estado, el predominio de la corrupción, la ausencia de derechos de propiedad y, sobre todo, la intervención del senderismo asociado al narcotráfico. Esta es la realidad y no otra. Pretender que las inversiones son las causantes de la deforestación no es otra cosa que hacerle el juego al senderismo militante, que asesina a los pobladores de las comunidades nativas.
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