Neptalí Carpio

Vocaciones productivas y descentralización

Lima se está convirtiendo en una ciudad policéntrica

Vocaciones productivas y descentralización
Neptalí Carpio
01 de diciembre del 2017

 

Es en la dimensión económica de la actividad del extenso territorio de la capital, que bordea los 2,672 Km2, donde se pone en evidencia la obsolescencia de un modelo de gestión de nuestra megaciudad. Ya el economista Efraín Gonzales Olarte, en el año 2013, decía que “En el futuro Lima será una gran ciudad con una organización policéntrica —ya están en proceso de consolidación otros centros: San Miguel, Los Olivos, Chorrillos, Ate—, en consecuencia hará obsoleta la existencia de 44 gobiernos municipales y dos provinciales, y exigirá un solo gobierno metropolitano con áreas descentralizadas, capaz de administrar la ciudad desde los centros” (artículo publicado en el Suplemento D1 de El Comercio el 18-03-2013). Ahora en el 2017 esto es más evidente.

Se están consolidando múltiples vocaciones productivas en Lima Norte, Lima Sur, San Juan de Lurigancho, Lima Este, Lima Centro y el Callao; con diversas formas de especialización productiva, parques industriales y decenas de conglomerados económicos. Mientras eso ocurre, la organización de la Municipalidad de Lima, encargada de la promoción del desarrollo económico, se reduce a una gerencia con cuatro subgerencias, limitada al distrito del Cercado de la capital. La única dependencia que tiene un anclaje en casi todas “las Limas” es la Caja Metropolitana, pero no tiene ninguna relación con la gerencia señalada.

A estas alturas la gestión metropolitana, su estructura funcional y de procesos, debería organizarse por áreas interdistritales, tal como ya lo hace la inversión privada a nivel del gran comercio, la inversión inmobiliaria, las universidades privadas, las finanzas y la manufactura. Casi todos los poderes del Estado, ministerios y otras dependencias estatales (Poder Judicial, Ministerio Público, RENIEC, ONPE, Ministerio de Salud, Ministerio de Educación, etc.) se organizan desconcentrando o descentralizando su funcionamiento, teniendo como referencia “las Limas” del Norte, Sur, San Juan de Lurigancho, Este y Centro de la capital. Si el gobierno metropolitano se organizara de la misma manera, la lógica gerencial se articularía con las gerencias de las municipalidades distritales y con los diversos agentes económicos que actúan en estas nuevas centralidades económicas. Los propios regidores metropolitanos encontrarían mejor sentido de representación a su accionar. Pero ahora solo actúan en el centro de Lima.

Nuestra capital genera casi el 50% del PBI y el 80% de la recaudación tributaria, pero hace falta que el gobierno metropolitano ponga en valor esta capacidad, priorizando en la agenda de la ciudad el tema del desarrollo económico y el necesario aumento presupuestal. Si la función municipal y regional consiste en promocionar el desarrollo económico y potenciar plataformas de empresarios y empleo de calidad, su funcionamiento debería anclarse en estos espacios donde, según el Censo económico del 2008, se han instalado nada menos que 183,527 establecimientos económicos, mientras que el año 2004 había solo 75,657 establecimientos. Un rol proactivo y descentralizado de la gestión metropolitana debería contribuir precisamente a superar las debilidades de esta intensa actividad económica: alta informalidad, baja productividad, empleo precario y excesivo predominio del comercio y servicios.

En esta nueva Lima vienen surgiendo nuevas centralidades económicas en las áreas interdistritales o periféricas, como Pachacútec en San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo, Parque Industrial en Villa el Salvador, Ceres en Ate y Zárate en San Juan de Lurigancho. También Caquetá, Palao y Gamarra en San Martín de Porres; Ovalo Infantas y Mega Plaza en Los Olivos; Huamantanga en Puente Piedra; Puno y Bulevar en Comas; y Km. 22 en Carabayllo. Es así como la Lima monocéntrica ha devenido hoy en una Lima policéntrica y donde el signo distintivo es la extensa presencia de la micro o pequeña empresa.

El nuevo enfoque debería transitar a un modelo de gobernanza con intensa capacidad de interlocución. Una asignatura pendiente es establecer una correspondencia de gestión con las diversas sedes de universidades públicas y privadas, o la exitosa experiencia de Senati, dispuestas a colaborar, pero que no encuentran interlocutores válidos en la gestión metropolitana para generar una agenda del desarrollo económico de la ciudad, con las municipalidades distritales. Ahora que la Ley Universitaria está obligando a que las universidades privadas cuenten con el 20% de su plana docente a tiempo completo —entre otras cosas, para obligarlas a que realicen investigación y proyección social— es una excelente ocasión para que ese capital humano se vuelque también a potenciar este amplio abanico de vocaciones productivas.

En las diversas Limas se están formando miles de jóvenes, hijos de migrantes en estas sedes universitarias. Un extraordinario capital humano que la gestión metropolitana y las municipalidades distritales deberían aprovechar para volcarlo a mejorar la productividad y generar diversificación en estas múltiples vocaciones productivas.

 

Neptalí Carpio
01 de diciembre del 2017

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