Eduardo Zapata

Trivium y Quadrivium

La educación clásica era mucho más efectiva que la actual

Trivium y Quadrivium
Eduardo Zapata
08 de febrero del 2024


Se les llamaba artes liberales. Ciertamente eran para muy pocos y se remontan a la antigua Grecia. Aun cuando las propias palabras revelen su propia impronta latina.

Como nos lo recuerda Ernst Robert Curtius en su obra Literatura Europea y Edad Media Latina, se les llamaba Artes Liberales porque no tendían al lucro; por oposición a las artes manuales –como por ejemplo la pintura o la escultura– que producían objetos con fines de lucro. Trivium y Quadrivium eran pues fundamentalmente armas de conocimiento. Propias del ´hombre libre´: de allí su denominación como liberales.

El Trivium estaba constituido por la gramática, la retórica y la dialéctica. Conocer y dominar la lengua en todos sus confines, aprender a argumentar y sustentar cada expresión así como aprender a elucidar principios eran los objetivos de la propuesta.

El Quadrivium estaba constituido por el logro de un dominio sobre la aritmética, la geometría, la música y la astronomía. Bien miradas las cosas, se trataba de una propuesta para el aprendizaje de otros lenguajes y otras cogniciones indispensables para aprehender el mundo y dominarlo. Tarea, entonces, del hombre libre: su compromiso con el conocimiento.

Precisamente fue esa ´peligrosa´ dimensión cognitiva de la propuesta la que llevó al Trivium y al Quadrivium tras los muros de los monasterios durante gran parte de la Edad Media.

Llevadas estas observaciones a nuestras escuelas y aun universidades, cabría constatar que hemos ido reemplazando lenguajes y aprendizajes de conocimiento al privilegiar la incorporación de temas, materias o cursos sin que el alumno haya recibido las armas para elucidarlo.

Tal vez para ser más explícito y refrescar el sentido de lo dicho. Las pruebas PISA que se aplican internacionalmente desde el año 2000 exploran las competencias de estudiantes de quince años para las matemáticas, la ciencia y la lectura. La prueba –como se sabe– se aplica cada tres años bajo la administración de la OCDE. 

Los resultados de esta prueba también los venimos sabiendo. Particularmente respecto a la lectura, estamos lejos –muy lejos– siquiera del promedio de los 134 países evaluados. Y ese promedio es ya mediocre si se compara con países que –como Singapur, Japón, Estonia o Corea del Sur– se despuntan notoriamente.

Resulta duro decirlo, pero más duro no admitirlo y tener que admitir consecuencias. En verdad y tras doce años de escuela la mayoría de nuestros estudiantes egresan sin saber leer ni escribir. ¿Acaso mínimamente no es saber leer un requisito indispensable para poder generar sentido? Un estudiante tal vez pueda ser sometido a muchos temas o materias como ecología, derechos humanos o historia. Pero si ese estudiante no tiene capacidad de comprensión lectora le será casi imposible generar sentido a aquello que supuestamente ´lee´.   

Tal vez en lugar de incluir materias y más materias convenga pensar en el espíritu del Trivium y el Quadrivium para así otorgarles a nuestros niños y jóvenes armas para el conocimiento.

Eduardo Zapata
08 de febrero del 2024

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