Alan Salinas

Tiempos de encuentro

¿Son los migrantes venezolanos un gran problema?

Tiempos de encuentro
Alan Salinas
29 de agosto del 2018

 

De un tiempo a esta parte, el Perú está siendo testigo de la llegada de miles de venezolanos por una razón realmente preocupantes: carestía de alimentos y medicinas en su país, sueldos que no alcanzan más que para un día, saqueos constantes. En otras palabras, lo que vive Venezuela actualmente es una crisis humanitaria.

Agobiados por esta crítica situación política y económica en el país que lidera el autoritario Nicolás Maduro, los venezolanos no tuvieron otra alternativa que salir —a manera de éxodo— hacia Colombia, Ecuador, Brasil, Chile y Perú, que ofrecían garantías de refugio. Se calcula —según la Superintendencia Nacional de Migraciones— que hacia diciembre 500,000 venezolanos en el país.

¿Nos debe preocupar esta situación? Según el reciente estudio (que incluye al Perú) de la OECD y la OIT, la migración tiene un impacto limitado, ya que representa una pequeña parte de la población laboral total. De acuerdo a las declaraciones del viceministro de Promoción del Empleo, Fernando Cuadros, para El Comercio, actualmente 6,000 venezolanos tienen empleo formal, lo que representa el 0.2% de la Población Económicamente Activa (PEA). Otros 275,000, según la Oficina Internacional de Migraciones, laboran en actividades informales (comercio y servicios), ocupando el 3% de la PEA informal.

Según los datos, no debería representar mayor preocupación la llegada de los venezolanos. Pero en el día a día de los peruanos no hace más que aflorar un sentimiento de rechazo frente a lo nuevo (que aparentemente nos quita algo). Es normal de que las personas de más precaria condición económica en nuestro país sientan que los recién llegados quieren quitarles el empleo. Como los datos no hablan, las percepciones nos impactan más, llegan a las emociones.

¿Qué hacer, entonces, frente a este escenario de encuentro con lo nuevo? Aprender a convivir, aprender a pensarnos como seres humanos y no necesariamente como chauvinistas. Ya la historia nos ha enseñado que podemos integrarnos; eso pasó con la llegada masiva de la población afro y luego con los chinos y japoneses a nuestro país. Que la llegada de los venezolanos no sea la excepción. Aprender a convivir nos enriquece aún más como cultura, nos permite dialogar con diferentes formas de pensar, costumbres, tradiciones culinarias y bagajes culturales.

En estos tiempos de encuentro, la prensa debe contribuir a la reducción de estas falsas percepciones y generar diálogos que aporten a nuestra convivencia fraterna y cívica con los hermanos venezolanos.

 

Alan Salinas
29 de agosto del 2018

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