Cecilia Bákula
130 años del natalicio de Haya de la Torre
Concibió la acción política como un apostolado, como una misión de servicio
![130 años del natalicio de Haya de la Torre](https://elmontonero.pe/upload/uploads_images/hombre.jpg)
En la historia reciente del Perú hay personajes que brillan con luz propia, que han dejado una estela que el tiempo no apaga. Creo no equivocarme al señalar que uno de ellos es Víctor Raúl Haya de la Torre, nacido en Trujillo, el 22 de febrero de 1895, por lo que su vida transcurrió no solo entre dos siglos, sino que se desarrolló principalmente en el siglo XX.
A veces tenemos una visión sesgada o mezquina de los seres humanos. Podríamos encasillar a Haya en pequeños universos: haber creado un partido, haber sido ideólogo, haber tenido una existencia académica notable, de lucidez política y de muchos otros aspectos. Pero Haya solo puede y debe ser entendido y recordado en la unidad de su grandeza, que incluye, sin duda alguna, sus rasgos de humanidad e inmenso compromiso con el Perú, llegando al extremo de ceder su justo derecho al ansiado gobierno, por convenir ello al bienestar del Perú.
Hoy en día –en que estamos cerca de vivir un proceso electoral que podríamos denominar como caótico, multitudinario e incoherente– la figura de Haya nos llama a la reflexión, a la necesidad de deponer los apetitos individuales para optar por el mayor bien para los ciudadanos. Una voz como la suya se requiere con urgencia, una voz de quien ama al país por encima de todo y a pesar de todo lo que este país le significó de dolor. La figura de Haya y su conducta deberían hacernos ver que sí es posible superar hoy -como él lo hizo- la rivalidad y distancias aparentemente insalvables entre los colores políticos; hoy más que nunca las alianzas son necesarias, los sanos y transparentes acuerdos son parte de la democracia y de la buena política y solo con la unión en esta tremenda dispersión, motivada por los gigantescos egos de pequeñas personas, se podrá aspirar a un futuro mejor para las grandes mayorías.
Haya como muchos otros grandes de nuestra historia, concibió la acción política como un apostolado, como una misión de servicio y por ello motivaba en sus seguidores la reflexión, la lectura y el estudio para que se emitiera un voto inteligente, pensado y no guiado por reacciones hepáticas o por simple y culposa ignorancia.
Muchos han dicho que su propuesta ideológica y política no corresponde al siglo XXI. Craso error pues el aporte de pensadores como Haya de la Torre está destinado a superar las pequeñas barreras del tiempo y se convierten en valores atemporales, lo que no significa que su pensamiento no haya de ser actualizado y esa es la tarea de sus seguidores. Por no ser yo una persona inscrita en el APRA, no puedo dejar de mencionar que el éxito y el triunfo de ese partido estará siempre en la fidelidad al “Jefe”, a su propuesta ideológica, a su compromiso con el país y a su calidad humana, lejos de la arrogancia y el desespero por satisfacer apetitos personales. El APRA será fuerte siempre y cuando mantenga actualizados los fundamentos doctrinales y quizá, cuando todos sus adeptos hayan leído el “Antimperialismo y el APRA” y comprendido el valor de una vida dedicada a servir. Sus años de encierro en la embajada de Colombia y su desprendimiento del poder, legítimamente logrado, son pequeñas muestras de las razones de su actual y vigente liderazgo.
Será necesario siempre reafirmar la idea central de lo que Haya entendía como una actitud antimperialista, sin reducirla a una postura casi de anécdota, para asumir que se trata de una voz que elevada hace ya muchas décadas, sigue siendo vigente pues busca que se generen las condiciones necesarias en favor de las grandes mayorías. Gran logro el suyo fue la incorporación a la vida política y partidaria, a la vida de servicio al país de todas las clases, de todos los ciudadanos, de todos los oficios pues el servicio, al ser una obligación, no excluye ni discrimina y por ello fue suyo el logro del voto femenino y la jornada de las ocho horas.
Fiel a sus principios democráticos, redescubrir o seguir manteniendo vivo su pensamiento e ideales implicaría promover las alianzas entre los que más pueden aportar con su experiencia y sabiduría para garantizar un gobierno de consenso que afirme y defienda nuestra aún frágil democracia.
A 130 años de su natalicio, la figura de Haya de la Torre sigue inspirando y ha de ser el faro que, alumbrando con el potente haz de la humildad y el patriotismo, ilumine a muchos.
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