Eduardo Zapata
Tendencias
Tratando de recuperar nuestra esencia humana

Ya no somos seres humanos, somos simplemente tendencias. Aquellas que nos imponen las redes sociales y –por qué no– sus manipuladores de oficio: los trolls.
Cierto es que la velocidad de la información nos sobrepone una tendencia sobre otra. Cierto es que por seguir tendencias, acaso finalmente intrascendentes, perdemos el sentido de las mismas.
Algo de eso está ocurriendo con el ya famoso chatGPT. Conozco personas inteligentes –y de las otras también– que se han puesto a discutir en las redes acerca de la exactitud o inexactitud de la aplicación. Ciertamente hasta convertirla en una tendencia.
Probablemente sea el temor inconsciente a la inteligencia artificial; por lo demás inevitable e inexorable. En puridad solo hemos visto –si acaso– los primeros y mínimos pasos de esta al servicio (o no servicio) de la humanidad tal cual la conocemos. Estamos ad portas de la creación de vida artificial y hemos convertido en tendencia una aplicación que será finalmente parte del nuevo paisaje humano.
Sin embargo, ha merecido poca atención noticiosa una información más trascendente para el sentido de la ocurrencia humana. Las principales empresas de aplicaciones han emprendido un frenesí de competencias por encontrarnos una ´mascota´ capaz de acompañarnos en la soledad de nuestra existencia. No se trata ya de un holograma virtual con el cual podamos convivir y que sea capaz de ofrecernos respuestas prefabricadas según nuestros gustos. Se trata de un ´animalito´ doméstico capaz de aislarnos de este mundo sobrecargado de información.
Para quienes buscamos el sentido del devenir, la noticia no es poca cosa. El hecho de que grandes empresas se preocupen del tema y del hallazgo no deja de ser un síntoma de la soledad del ser y del hartazgo gradual de la sobrecarga de news y fake news. Al parecer hemos vuelto a la simplicidad del can amigo. Confiamos más en él y en su respuesta y en su mirada más que en aquellas de los llamados humanos.
Poco a poco y al parecer, queremos inconscientemente recuperar nuestra capacidad de pensar confiando nuestros secretos en lo que llamábamos un animal. Hartos de las tendencias que intuimos manipuladas, queremos volver a ser seres humanos.
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