Suspensión perfecta de la democracia

Paradójicamente ha sido un virus el atenuante de una violencia metonímica viral que comenzaba a expandirse en diferentes ciudades del mundo. Sabemos que la violencia metonímica se propaga por contigüidad. No por semejanza, como la metafórica. Y sabemos también que aunque los móviles de cada protesta en cada ´locación´ sean diferentes, hay uno que los enhebra: la insatisfacción ante el Estado. Justificadamente o no, los ciudadanos se sienten en la aldea global excluidos de aquella organización política llamada Estado.

Pero ya lo anotábamos. No se trata de movilizaciones en puridad ´espontáneas´. Por ello usamos líneas arriba el término ´locación´. Porque en este mundo global es el discurso político neomarxista de salón el que se encarga de impulsar las locaciones vistosas para los medios de comunicación. No es igual una marcha en París que en la pobre Freetown, capital de Sierra Leona. Aunque sea ´discriminatorio´ París es la ciudad luz y, finalmente, el objetivo de este neomarxismo es no ya el beneficio de las mayorías, sino el poder, el buen sueldo y la discrecionalidad. 

Copar gradualmente todas y cada una de las instancias cedidas por el poder sigue siendo, claro está, el objetivo. Pero ahora con la especificidad de hacerlo con las instituciones vinculadas a la justicia. Fiscalías, Poder Judicial todo, procuradurías y el mismísimo y ya discrecional Tribunal Constitucional. Pues no interesaría quién sea electo ´democráticamente´ si está maniatado por estas fuerzas.

El libreto es simple. Apoderarse y esgrimir lo ´políticamente correcto´ y -desde allí- demonizar cualquier oposición. Y para ello es indispensable la alianza con la ´odiada´ derecha que maneja la gran prensa y que se siente cómoda en su conciencia en este correctismo político. La “verdad”.

Obvio que el libreto no es solo local. Está trazado en foros y organismos internacionales (¿Acaso sus funcionarios no son puestos por los gobiernos nacionales?) ya también infiltrados. Que en la misma línea de corrección y ´decencia´ coactan libertades impunemente y cercenan aun soberanías nacionales. A través de tratados para ´salvar al mundo y sus habitantes´.

La democracia devino en caquistocracia. El gobierno de los mediocres disfrazados de morales y correctos, pero ineficientes y alejados de la gente. Gente más bien usada para sus fines personales. 

Allí está –en el caso del Perú– la gestión del ministro de izquierdas y su equipo y la pandemia sin control. Allí podría estar también un hombre de derecha mientras perpetúe el propósito perverso.