Jorge Varela

Sociedad humanista comunitaria y personalista

Una tarea para intrépidos que no claudican

Sociedad humanista comunitaria y personalista
Jorge Varela
30 de julio del 2025


¿El concepto “humanismo” aún le dice algo a los humanos?, ¿tiene relevancia en los tiempos que corren? o ¿es una idea carente de sentido? Para millones de habitantes del planeta Tierra es una expresión vacía, para otros tantos ha perdido significado, para algunos es una locución ambigua. Día a día crece la cantidad de desencantados, muchos de los cuales se han acercado al animalismo y/o están apostando por el transhumanismo.

A juicio de Jacques Maritain, autor de Humanismo integral, “el humanismo es inseparable de la civilización o de la cultura, tomados ambos términos como sinónimos”.

 

Idea de humanismo en Maritain 

¿Qué idea de humanismo es posible forjarse? Maritain escribió en 1936, “que el humanismo…tiende esencialmente a hacer al hombre más verdaderamente humano y a manifestar su grandeza original haciéndolo participar en todo cuanto pueda enriquecerla en la naturaleza y en la historia;…requiere a un tiempo que desarrolle las virtualidades en él contenidas, sus fuerzas creadoras y la vida de la razón, y trabaje para convertir las fuerzas del mundo físico en instrumentos de su libertad” (“Introducción” del libro señalado).

Desde su visión “la filosofía social y política requiere –en el presente estado de la cultura– una transformación sustancial, la instauración de nuevas estructuras sociales y de un nuevo régimen de vida en sustitución del capitalismo… una ascensión de las fuerzas de fe, de inteligencia y de amor que brotan de las fuentes interiores del alma”. Este nuevo humanismo conocido como humanismo integral, implica transformar al hombre: “hacer morir al ‘hombre viejo’ y dar paso al ‘hombre nuevo’ que lentamente se forma en la historia del género humano”.

 

El proyecto histórico concreto

El humanismo integral no se improvisa ni se construye en minutos. Es necesaria una imagen prospectiva que designa el tipo específico de civilización a que tiende una determinada edad histórica; ello requiere caracterizar un ideal histórico concreto: una esencia ideal realizable”, “no como obra hecha, sino como obra que se está haciendo.

Lo que Maritain propuso como ideal histórico concreto –que denomina “nueva cristiandad”– designa cierto “régimen común temporal cuyas estructuras lleven la huella de la concepción cristiana de la vida”, no la de un orden perecedero y mortecino. No es fácil, eso sí, en una época de secularismo y materialismo creciente sostener un proyecto basado en una concepción profano-cristiana –no sacro-cristiana– de lo temporal, como el que planteara.

Este régimen de civilización es de carácter comunitario y personalista. En tanto comunitario su fin específico es un bien común diferente de la suma de los bienes individuales y superior a los intereses del individuo, en cuanto éste es parte del todo social. En tanto personalista es esencial respetar y servir los fines supratemporales de la persona humana. “El bien común no es solo la utilidad del Estado, sino la rectitud supra útil y buena en sí y por sí, de la vida humana”.

La política, en particular, tiende al bien común del cuerpo social: ésta es su medida. Y ese bien común es un bien principalmente moral.

 

Un Estado laico constituido de modo cristiano

Un principio característico de la nueva cristiandad es el pluralismo, de suerte que en una ciudad cristiana, en las condiciones de los tiempos modernos, habrá de admitir que dentro de ella los infieles vivan como los fieles y participen en el mismo bien común temporal. Un convivium de cristianos y no cristianos en la ciudad temporal. Así se desprende y precisa la noción de ciudad laica vitalmente cristiana o de Estado laico cristianamente constituido

¿Cómo construirlo? Maritain pensaba que se trataba de una acción política de objetivo remoto o de largo alcance. “Un ideal histórico concreto no puede ser nunca realizado como un término, como una cosa hecha…sino solo como algo en movimiento, como una cosa en vías de realización”. Incluso centraba la atención sobre la diferencia que existe entre éste y una utopía. “Una utopía es precisamente un modelo que ha de ser realizado como término y punto de reposo, y es irrealizable. Un ideal histórico concreto es una imagen dinámica que ha de ser realizada como movimiento y como línea de fuerza, y por eso mismo es realizable”. Es más, puede estar lejana su realización y sin embargo servir de punto de mira e inspirar durante un período que puede ser muy largo, una acción proporcionada al fin futuro y a las circunstancias presentes.

 

Una tarea para intrépidos que no claudican

He aquí esa gran tarea de trabajo y entrega que muchos personajes autodenominados demócrata-cristianos han abandonado raudos al preferir opciones temporales más atractivas, pero menos heroicas. Muchos de ellos ni siquiera alcanzaron a sudar durante su paso titubeante por las primeras fases de un trayecto lleno de desafíos y obstáculos. Es lo que ocurre cuando la ambición atrae a los débiles y pervierte su conciencia. 

Como escribiera Maritain: “los cristianos de ahora creen que el cristianismo no puede ser vivido más que en el papel, que sus energías se han agotado…que no queda otra cosa sino tratar de agradar a aquellos diablos que parezcan un poco menos malos…para obtener de ellos el favor de una protección”.

Jorge Varela
30 de julio del 2025

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