Jorge Varela
Derechas emergentes en Chile
Reconfiguración del marco político-ideológico
Se sostiene desde la izquierda que para describir a las derechas, los términos “dura”, “extrema” y “radical” son actualmente más precisos que nunca, aunque sus discursos y propuestas difieren mínimamente. “Comparten una misma orientación ideológica: un pensamiento liberal, una democracia restringida, inclinada a gobiernos de emergencia, a mano dura y a un Leviatán misantrópico”. El articulista José Joaquín Brunner ha agregado además, que los candidatos de este sector limitan el rol del Estado y dejan de lado áreas sociales relacionadas con la libertad y las capacidades humanas, donde lo que importa son la autonomía, la justicia y la participación”.
Brunner refiere que lo anterior puede provocar una ceguera común en ellas, profundizar la lucha de clases y acentuar la desconfianza hacia las élites. A pesar de su aparente y cuidadosa cautela académica, ¿le suena conocido este lenguaje inductor? ¿Será por su nítida reminiscencia post-marxista?
Un enfoque pospesadilla
Más adelante expone que la nueva hegemonía de derecha –ultra, según su calificación– está llevando a cabo una ofensiva de guerra cultural en dos frentes. El primero alimenta una “supuesta pérdida de valores”, generando “pánico moral ante el crimen organizado”, el comunismo y la disolución de la identidad chilena. El segundo promueve una reacción contra la autonomía y el pluralismo en el pensamiento, las conductas, las artes y la ciencia; contra las vanguardias estéticas y las humanidades críticas. ¿Qué pesadilla tuvo el articulista durante la noche previa a la redacción de esta diatriba? Con razón sus lectores cercanos y lejanos están atentos e inquietos.
Diagnóstico y vaticinios equivocados
En los párrafos finales del artículo citado señala que las nuevas ideologías de derecha emergentes en Chile y otras regiones del planeta, han dejado atrás las formas modernas del liberalismo clásico, así como el conservadurismo tradicional, el nacionalismo republicano, la división de poderes, la libertad y el pluralismo. Se han vuelto fundamentalistas, reaccionarias, agresivas.
Como su posicionamiento de izquierda radicalizada va todavía por más, pregunta con osadía: ¿acaso, es posible esperar gobernabilidad democrática de un sector que busca combinar autoritarismo refundacional, gobernanza de emergencia y medidas de seguridad centradas en cárceles y cementerios?
A estas alturas, para ser sinceros, se hace difícil mantener una pequeña porción de compostura ante tanto desvarío teórico-sociológico. Si algo caracteriza a las nuevas derechas en Chile es precisamente su acendrado contenido liberalista, su conservadurismo ortodoxo, su nacionalismo patriótico y republicano, motivo por el cual se las acusa de reaccionarias, de retrógradas. Es claro que entre ellas hay matices y que no es posible incluirlas en un mismo bloque junto a la denominada vieja derecha clásica o, -si se prefiere-, a la conocida derecha histórica tradicional. (Es oportuno indicar que las llamadas derechas emergentes no son criaturas que han abierto recién sus ojitos al mundo)
Reconfiguracion del marco cultural humanista
A su turno Jorge Schaulsohn, conocido ex-dirigente concertacionista y comentarista, ha planteado que, bajo la superficie del consenso político, Chile está ante “el enfrentamiento ideológico más profundo y trascendente desde la recuperación de la democracia”. Las prioridades pueden parecer similares y las recetas sonar conocidas, pero las premisas, “la manera de entender la democracia, la convivencia, la autoridad y el rol del Estado, difieren de manera radical”.
Según su argumentación, “el discurso del orden ha vuelto a ocupar el centro del debate, Pero ya no se trata del orden entendido como garantía de libertad, ni cómo eficacia de las instituciones, sino de un orden concebido en clave identitaria, casi civilizatorio”. Es lo que hace a esta elección distinta a todas las demás: “el surgimiento de una poderosa extrema derecha que goza de apoyo popular y que está ad-portas de llegar a La Moneda”.
Sostiene que se trata de “movimientos mesiánicos que levantan las banderas de la contrarrevolución cultural, que buscan desandar el legado de lo que para ellos fue ‘el período nefasto de la dominación de la izquierda woke’”. Schaulsohn afirma que se está ante “la derecha que abandona la tradición liberal-conservadora para abrazar un proyecto más rígido, más cerrado y desconfiado de la pluralidad”.
Luego expresa que “Chile levantó” durante más de tres décadas, “un entramado institucional basado en la separación de poderes, el respeto a las minorías, la alternancia y un cierto equilibrio entre libertad individual y responsabilidad colectiva”; entramado que “hoy enfrenta un desafío completamente distinto: un proyecto que no busca reformarlo, sino reemplazarlo”.
El relato schaulsohniano, tan exagerado como lapidario, concluye: “cuando un liderazgo político insiste en que el pluralismo es una enfermedad, que el feminismo es histeria, que los derechos humanos son obstáculos, que la prensa es enemiga o que la diversidad es una amenaza, lo que está en juego no es una simple disputa electoral: es la construcción de un marco cultural que reconfigura los límites de lo aceptable”.
Frente a estos vaticinios tan dramáticos como sesgados, pongámonos serios. Desmenucemos al hueso uno a uno los temas enunciados por ambos articulistas: dignidad, persona, vida, humanismo y nihilismo; enfrentamiento cultural-ideológico en la sociedad contemporánea, concepción de democracia liberal-representativa y participación; gobernabilidad, bien común y rectitud ética; rol del Estado y del mercado libre; libertad, orden y seguridad; justicia social, pluralismo, fraternidad y paz; lo identitario radical como atributo woke; entre otros.
La rigurosidad intelectual analítica es lo mínimo que podemos anhelar, predicar y practicar. Esperemos con serenidad y veamos -sin distorsiones malévolas ni pasión- cómo se comportan las derechas denigradas en la real-realidad, una vez arribadas democráticamente limpias mediante decisión ciudadana, al gobierno. Es lo que ha acontecido en Chile.
















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