Eduardo Zapata

Soberanías enajenadas

Gobierno no tiene dominio y autoridad en todo el territorio nacional

Soberanías enajenadas
Eduardo Zapata
29 de febrero del 2024


Las palabras habitan en los diccionarios porque ellas y sus acepciones fueron o son alguna vez utilizadas. Pero hay algunas palabras que solo tienen vida en la soledad del diccionario. Porque en la mentalidad colectiva puede quedar tal vez solo el nombre, pero vaciado de significado. Una de aquellas voces es la palabra soberanía.

Quizás por excesos pro y contra nacionalistas, el término soberanía quedó restringido a dominios territoriales. Pero como nos lo recuerda el diccionario de la Real Academia, el asunto no aludía solo a naciones sino también a personas: hay soberanías ciertamente nacionales, pero también las hay personales. Pero sobre todo y en cualquier caso dicha palabra implica atributos y cualidades y no solo títulos propietarios.

Soberanía es una voz que el diccionario de la RAE remite a Cualidad de soberano; remite también a Poder político supremo que corresponde a un Estado independiente; o nos lleva al significado Alteza o excelencia no superada en cualquier orden inmaterial. Evidentemente, entonces, el término soberanía implica necesariamente la sinonimia con excelencia, superioridad, preeminencia. Así: cualidades, dominios y autoridad, méritos. 

Una señora puneña aparece en la televisión señalando el fronterizo lado boliviano y diciendo que “en mi país…”. Tal vez recordemos que soldados peruanos se ahogaron como consecuencia del acoso de sus ´connacionales´. Resulta imposible a las autoridades peruanas izar la bandera en territorio nacional. La misma presidenta Boluarte no puede ir allí como tampoco allá. 

Nos encontramos también que en la simbólica cordillera El Cóndor hay mineros ilegales que no permiten ya el paso de nadie ajeno a ellos. Tierra entonces liberada. Como lo es ahora mismo Pataz en La Libertad y lo son múltiples territorios reconocidos formalmente como peruanos, aun cuando allí el Estado del Perú ya no ejerza soberanía.

A la par, miles de peruanos viven secuestrados por la inseguridad y la corrupción sistémica e impune. Y las personas acceden dificultosamente –si lo logran- a mediocres servicios de salud y educación. Y ningún plan real existe para que ello no ocurra, salvo promesas y el ilusionismo derivado de millones de soles asignados a la nada. Claramente, pues, la soberanía ciudadana puesta entre paréntesis.

Decíamos al principio de esta nota que las palabras y sus acepciones –de no existir en el cotidiano– solo habitan en los diccionarios. O son meras nomenclaturas vaciadas de significado. Al parecer esto está ocurriendo con la palabra soberanía en estos tiempos de gobernanza. Pues recordemos que la palabra soberanía implica sobre todo –y lo hemos dicho– cualidades. Y en esas cualidades reside finalmente la autoridad. 

Así como las monedas pierden su valor cuando no tienen respaldo, las soberanías nacionales y personales resultan meras voces fosilizadas en el diccionario si carecen de respaldo en la realidad y en la autoridad.

Eduardo Zapata
29 de febrero del 2024

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