Eduardo Vega

Sin horizontes claros

Controlar la delincuencia es básico para garantizar elecciones transparentes

Sin horizontes claros
Eduardo Vega
21 de noviembre del 2025

 

Esta semana hemos podido ver como Betssy Chavez se ha convertido en el personaje más protegido de la izquierda peruana/latinoamericana, luego de quedar libre de inhabilitación por confabular un golpe de estado junto a Pedro Castillo, una vez que el congreso no pudiera repetir los votos que vacaron al “profesor chotano”. ¿Sorpresa? ¡Por supuesto que no! Los izquierdistas simplemente sinceraron sus intereses, pues resulta obvio que ninguno de esos congresistas confiaba en un resultado personalmente positivo si se dejaban disolver por el dictadorzuelo. Sin embargo, para castigar a los “amigos” que actuaron como cómplices del mismo delito miran para un costado pues, como ha sido siempre, avalan cualquier acción que busque romper nuestro sistema democrático.

Los parlamentarios de izquierda parecen hacerle un flaco favor a la democracia, pero lo cierto es, que como no creen en ella, poco o nada les importa escudarse en el desprestigio total del congreso. Así las cosas, ad portas de una contienda electoral, lo que debería resaltarse, es que por ese solo hecho (No castigar a un enemigo de la democracia como Chavez Chino) deberían ser vetados permanentemente de todo el sistema político, pues no hace sentido que sus partidos participen en una elección, si no tienen el más mínimo respeto por la democracia.

Extraño es, que en lugar de sacar provecho de la situación desde el otro extremo, el señor Butters permanezca en silencio, o que el candidato Rafael López Aliaga esté más atento a la última decisión de los tribunales en Nueva York, que ordena a Brookfield exponer sus estados financieros y operaciones relacionadas con la compra de la concesión de Rutas de Lima. Entiendo la persecución de los actos de corrupción, como hechos que deben ser indemnizados en la proporción del daño efectivamente ocasionado y con la correspondiente sanción de aquellos que se beneficiaron de ello; sin embargo, no creo que justifique de manera alguna que paralelamente se ponga en riesgo a los usuarios de la vía, por la correspondiente falta de mantenimiento que genera la falta de cobro del peaje.

Al ver la foto general de todo lo anterior, me temo que nuestros políticos están una vez más de espaldas al pueblo y a las cosas que realmente importan, como el combatir directamente a la delincuencia y la extorsión de los ciudadanos, quienes poco o nada ganan con la suspensión y el asilo de Betssy Chávez, o las decisiones de un juez en Nueva York.

Deberíamos tener a los políticos y candidatos peleando para que el Ejecutivo adelante algo de las propuestas razonables sobre seguridad ciudadana, pues las prioridades y/o preocupaciones de nuestros ciudadanos se centran básicamente en no desvivirse mientras trabajan, y llevar el pan a la mesa de su casa. Por eso, cuando intervienen a un colectivero o a un minero informal que no es delincuente, la gente percibe cierta indignación sobre los actos de nuestras autoridades –que ciertamente son correctos–, pero no se entienden como una atención a los problemas prioritarios del peruano de a pie.

Los peruanos no queremos vivir coaccionados por la delincuencia, lo que no solo se traduce en dejar pagar cupos, sino en vivir tranquilos, caminar por la calle o asistir a conciertos sin ser víctimas de las balas. Mientras pensemos más en permanecer la menor cantidad de tiempo fuera de casa, para evitar robos y asaltos, se seguirá justificando (indebidamente) muchos incumplimientos que generan mínimos beneficios, como pueden ser usar colectivos, no pedir boletas, etc. Y ojo que controlar la delincuencia es básico para garantizar elecciones transparentes.

Todo esto suena cruelmente pragmático, pero no deja de ser un sentir que convierte a los partidos políticos en un conjunto de interesados que solo presentan candidatos gaseosos con las promesas vacías de interesados, mientras otros aprovechan para hacer y promover contracampañas dirigidas. Es momento de que los líderes (si los hay) sean serios y directos, de lo contrario nos seguiremos perdiendo en las elecciones, y por la falta de un horizonte claro, repetiremos los desastres del pasado.

Eduardo Vega
21 de noviembre del 2025

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