Eduardo Zapata

Silencios inoportunos y subversión

Las narrativas embaucadoras de lo políticamente correcto

Silencios inoportunos y subversión
Eduardo Zapata
26 de octubre del 2023


Probablemente usted recuerde el demoledor
spot respecto a lo que habría de advenir sobre los peruanos si MVLL y su prometido shock accedían al poder en los noventa. Algo peor que los ámbitos desesperados de The wall (la ópera rock de Pink Floyd) y un páramo llamado Perú nos esperaban si ganaba la opción por el escritor. 

Algo similar podría alguien creer que sucedería en el Perú luego de la experiencia Castillo/Boluarte y los inconvenientes de las izquierdas en América Latina. Mezclados en una ciénaga aparecerían las principales figuras políticas de esa izquierda larvadas en su fango, lo que pondría al elector ante la desesperanza y el no futuro.

Sin embargo, la reciente elección en Argentina nos debe alertar sobre la importancia de la adquisición de signos políticos desde las llamadas zonas de confort, zonas de conocimiento y zonas de pánico. Donde –dicho simplemente– la gente prefiere lo inmediatamente satisfactorio y ratificatorio de su voz. Pero Milei retó a un bastante comodón electorado argentino a ir a una zona de peligro que resultaba inaceptable, particularmente para quienes vienen viviendo el/del populismo peronista desde hace un buen tiempo.

Ciertamente el lenguaje no es capaz de crear realidades, pero sí tiene la capacidad de susurrarlas. Si bien el lenguaje de la ciencia y aquel del empleo cotidiano nos hablan de precisión, las palabras pueden ir construyendo nomenclaturas hedonistas que satisfagan nuestros egos inmediatos. Y si bien técnicamente el signo político debe aproximarse a la ciencia y la razón, no puede abandonar los otros aspectos acaso más lúdicos de la comunicación. Y eso es lo que han hecho las llamadas izquierdas: convertir en atractivas narrativas cosas inexistentes. Aun abdicando impunemente de ideales totalitarios hoy impronunciables. Pero siempre, siempre y lamentablemente, aspirando a ellos.

Y en la lucha política se cree que es posible reemplazar la narrativa embaucadora de lo políticamente correcto por otra ´narrativa´ –esta sí de las llamadas derechas– abdicando de la ciencia, la razón y el sentimiento.

No llamamos terrorismo a lo que es terrorismo, no llamamos recesión a lo que es una recesión. Pero nos atrevemos hasta a hablar de meritocracias y eficiencia allí donde hay medianías –en el mejor de los casos– morales, técnicas y profesionales. En política los signos deben tener la capacidad de nombrar realidades, no de inventarlas.

Tres años más de no exigir al signo político coherencia entre nombre, sentido y cosa designada solo significaría convivir desde ya con la subversión. Y abrir las puertas para que en el 2026 la ciénaga de la desesperanza envuelva a los que hoy dicen que hay que cambiar la situación.

Eduardo Zapata
26 de octubre del 2023

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