Raúl Mendoza Cánepa
Si no vas a estar cuando te necesito…
¿Para qué sirve el Estado?

Todas las listas de candidatos al Congreso, menos la del FREPAP, fueron declaradas inadmisibles. En un tiempo bastante corto para que los partidos se organicen, sus listas fueron desestimadas hasta que se subsanen los problemas. Detalles que tienen menos importancia que lo sustancial, que es la voluntad ciudadana, prevalecieron porque son las reglas. Somos una sociedad cargada de entramados jurídicos absurdos y formalidades que solo sirven para trancar los proyectos y justificar la existencia del Estado.
Ojalá y sea solo el FREPAP el que postule y la haga con todo el pleno parlamentario bajo su dominio y a ver si aprendemos, y que sean los israelitas los que elaboren una Constitución a su medida y nos vayamos todos al carajo. Léase FREPAP (Wiki nomás): “la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal propugna una estricta adhesión a la Ley Real, a los Diez Mandamientos y en particular al séptimo día del sábado, así como la separación del mundo formando grandes comunidades en las áreas selváticas del Perú, bajo un movimiento llamado ‘Fronteras Vivas’ y viviendo de la tierra...”.
Mientras se escribe este artículo los personeros legales de los partidos deben estar pasando las de Caín para subsanar lo que es subsanable ¿Y lo demás? Improcedente. Pero no se espanten que para eso sirve el Estado, para restringir tu libertad de postular a una elección política, de hacer negocios, de vivirla en paz, de proyectar tus sueños.
Nada mejor que vivir al margen de él, no en vano el 70% del Perú es informal y empiezo a creer que la informalidad es una ventaja. Tanto que hasta la vida partidaria debería ser informal y los partidos entidades privadas sin normatividad. La "jodedumbre" de inscribir un candidato es el mejor ejemplo ¿Y qué tal si quiero –con miles como yo– que Fulano o Mengano sean congresistas, pero ya no van a poder ser porque fueron invitados luego de las internas? ¿Por qué ese detalle nos lo va a impedir?
Bueno, para eso sirve el Estado, el Estado no razona ni interpreta, aplica, se pasa por encima la lógica y las finalidades, te puede guardar sin ser un peligro mientras suelta a un pitbull en la calle; te puede capturar el autito con el que la haces para el pan (las deudas ante el Estado se pagan) mientras las grandes empresas la pasan linda acumulando débitos que no cumplirán jamás; te puede cerrar el restaurantito por un mosquito en la cocina (como si tu cocina familiar fuera el palacio de jade); te puede dejar sin padres ni entroncamiento porque a un lobotomizado registrador se le fue una coma y la tinta.
Hace algunas semanas a un amigo le hurtaron, como a miles en la semana, su celular. Iba tranquilamente en un taxi con su aparatito nuevo, uno que probablemente fue a refundirse en esos locales abiertos de cosas robadas, tan inmunes a las batidas y tan dados a reabrirse en la cara de la autoridad. Mientras le quitaban el móvil, a unas cuadras algunos municipales cerraban una bodega y más allá los ubicuos municipales detenían al azar a cuanto carro pasara, por si las moscas. Sí, el SAT es el SAT, a más impuestos más maceteros en las pistas.
Quizás no sabemos, a miles de años del contrato social, qué es y para qué sirve el Estado. Así estamos.
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