Rocío Valverde

Positivamente falso

Positivamente falso
Rocío Valverde
06 de noviembre del 2017

¿Por qué duele tanto la noticia sobre Paolo Guerrero?

 

Mi fin de semana se canceló el viernes cuando al salir del trabajo revisé las redes sociales y leí la noticia sobre Paolo Guerrero. “Tranquila, que el fútbol no te da de comer” fue la pepita de sabiduría de un compañero de trabajo al verme transformada en un búfalo y con ganas de pelearme con el primer infeliz. Este resultó ser el primero.

 

El sentimiento no es lógico, no se puede racionalizar. ¿Les parece normal que laicos y creyentes le pidan a su amigo de más arriba o más abajo que por favorcito le den una mano a la selección nacional de fútbol? Bien dice el dicho “Ignorance is bliss” y sí que es bonito que al ponernos la camiseta blanquirroja por un momento, aunque sea breve, parezcamos un país unido por el bien común.

 

¿Saben por qué duele la noticia sobre Paolo Guerrero? Porque en un país donde se ve muerte a sangre fría todos los días, donde la corrupción reina como una tirana, y donde la gente se ufana de ser “sapa” o “criolla” tenemos como emblema a un chico que ha salido de abajo, con la ayuda de la mano dura de su madre. Una crianza con la que quizás muchos nos podamos identificar. Este muchacho tiene una imagen limpia dentro y fuera de la cancha de fútbol, ¿y qué quieres que te diga? Yo lo admiro más por ser buena persona. Paolo Guerrero ha sido la cara de Unicef en el Perú en distintas campañas a favor de la niñez, ha llevado juguetes a los niños pobres de Huaycán en sus campañas navideñas, ha colaborado con los bomberos. En fin, por sus actos lo juzgo.

 

Por estos motivos yo reaccioné en etapas. Primero fue la negación: esto claramente tiene que tener una explicación lógica, esto tiene que ser un bulo de algún gran envidioso o un error analítico ¿Quizás los laboratorios? ¿Contaminación cruzada? Hay que revisar la acreditación del laboratorio, su expediente de auditorías, la pericia de los técnicos del laboratorio. Este no es el primer falso en la historia de la humanidad. Sin ir más lejos, hace tres meses leí un resultado que ponía que un paciente octogenario había dado positivo en anfetaminas. Claramente este señor con ochenta años a sus espaldas no se había ido de fiesta a una rave clandestina en algún bosque perdido de la Mancha.

 

Mientras iba caminando me comencé a sentir observada. ¿Y si esto era una conspiración? Algún poder bajo la sombra no nos quiere ver en el mundial. Me puse mi sombrero de aluminio imaginario. No es secreto ninguno que ciertas naciones ven nuestros puntos en la tabla con desprecio. ¿Y si fueron las islas Salomón?

 

Corrí los últimos metros hasta llegar a casa. Me hice una tila y me prendí de la radio. Hay que calmarse, dejarnos de teorías casi paranoicas, romper la dieta y ahogar las penas con un chocolate hasta que esto se aclare. Mandemos las buenas vibras al capitán de la selección y al equipo que ira a defender la buena honra de los peruanos. ¡Nos vemos en Rusia, capitán Guerrero!

 

Rocio Valverde

Rocío Valverde
06 de noviembre del 2017

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