Rocío Valverde

Otro coronavirus llega desde Asia

¿Por qué la zona cero de los recientes brotes está en China?

Otro coronavirus llega desde Asia
Rocío Valverde
27 de enero del 2020


El año 2019 culminó con la noticia de una misteriosa enfermedad respiratoria en la provincia de Wuhan, en China. Cuando el gigante asiático difunde reportes voluntariamente es momento de alzar al menos una ceja. El resto del planeta celebraba el Año Nuevo con poca preocupación, bajaron los reyes bailando la conga y la fiesta continuó hasta el 9 de enero. Aquel día se confirmó que la enfermedad había sido identificada: se trataba de un virus de la familia de los coronavirus. Aquí empezó la gran preocupación porque no tenemos ninguna vacuna o antivirales para hacerles frente.

Desde hace un buen tiempo distintas bio startups en todos los continentes estudian a los coronavirus porque pueden causar desde una gripe común hasta cuadros respiratorios severos, como han sido los casos del SARS y MERS. Los mercados, la cultura culinaria y la geografía hacen de Asia un perfecto caldo de cultivo para el coronavirus. No sorprende pues que en los últimos años la inyección de capital a las farmacéuticas de occidente hayan sido administradas con jeringas made in China.

El protagonista de esta historia bien pudo haber salido de alguna cueva de Gotham. Los murciélagos son unas criaturas tan maravillosas como tenebrosas, que inspiraron al Drácula de Stoker, al Satanás de Dante y al Batman de Detective Comics. En el área de la biología son frecuentes enigmas para zoología, epidemiología, ecología y virología porque son mamíferos capaces de volar, que se encuentran distribuidos en casi todos los continentes, ayudando con la reforestación de bosques y además son un gran reservorio de diferentes patógenos, los cuales parecen no afectarlos.

¿Se preguntan acaso por qué la zona cero de los recientes brotes han tenido lugar en Asia, específicamente en China? Imaginen el siguiente escenario. Un murciélago frugívoro vive a un par de kilómetros de una localidad poblada. Una noche cualquiera viaja a alimentarse y comienza a devorar una manzana, pero no la termina, defeca en el lugar y se va volando a otra localidad donde quizás tenga contacto con otras especies de murciélago. La manzana a medio roer cae al suelo donde un ganadero alimentará a sus cerdos en cuanto amanezca. El animal se alimenta, se infecta y antes de que muestre signo alguno es transportado a un mercado húmedo.

Así como en nuestra cultura latina nuestros padres nos exigen que nos bebamos el jugo de naranja en cuanto es exprimido porque si no "pierde las vitaminas", en China la tradición dicta que los animales más nutritivos son los recién sacrificados. En los mercados húmedos de China se puede encontrar una gran variedad de aves y animales exóticos como lagartijas, murciélagos, serpientes, ranas y anguilas listos para ser degollados. Es el lugar perfecto para la transmisión directa del coronavirus a humanos; o al menos para la infección de un animal intermediario, ya que comparten espacio con el animal reservorio, el murciélago.

El vendedor del mercado se siente cada vez peor, pero cuenta que si tuviera que ir al hospital cada vez que se encuentra con un resfriado viviría en el recinto y no trabajaría. Además, es época de gripes y espera una dosis de tos y mocos porque es invierno. Sentado en su puestito, el vendedor se convence de que esas fastidiosa tos y fiebre que lo aquejan es una enfermedad tonta que se va a ir en siete días. Mientras tanto hay que seguir degollando animales y quitándole las tripas. Las heces, sangre y agua se mezclan y pequeñas gotitas se dispersan en el ambiente de este mercado, que está reventando de gente que se apresura a comprar animales para sus festividades del año nuevo lunar.

Muchos irán a visitar a sus familiares a la otra punta del país, algunos otros aprovecharán para tomarse unas vacaciones. El coronavirus puede haber viajado a Francia, Estados Unidos, Tailandia, Australia pero aún nadie lo sabe.

Las enfermedades zoonóticas son un verdadero reto. China ha hecho lo impensable en cualquier otro país y ha puesto en cuarentena a una ciudad de 11 millones de personas, algo nunca antes visto; y aun así el brote no está controlado. En Latinoamérica tenemos 345 especies de murciélagos, que no es poco. ¿Cuánto sabemos sobre ellos?

Rocío Valverde
27 de enero del 2020

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