Luis Hernández Patiño

Por el Día de la Familia

Ante las amenazas de la “ideología de género”

Por el Día de la Familia
Luis Hernández Patiño
05 de septiembre del 2018

 

Cada segundo domingo de septiembre celebramos en el Perú el Día de la Familia. La fecha se instituyó en el año 1982, durante el segundo gobierno del arquitecto Fernando Belaunde Terry, mediante Ley No. 23466. Valga entonces la oportunidad para hacer algunas reflexiones.

Partiremos diciendo que la familia no existe por gusto, es una institución natural. Su presencia y permanencia en el tiempo no obedece a la influencia de alguna corriente de pensamiento ni al imperio de este o aquel modelo económico. En el terreno de los hechos, su origen está en el encuentro y la unión complementaria que, en el devenir de la historia, los hombres y mujeres han contraído y contraen con el propósito de preservar la vida, desarrollar la especie humana y alcanzar su realización material y espiritual.

La familia es la primera de las instituciones sociales. Los demás grupos intermedios entre el ser humano y el Estado (tal es el caso del municipio, por ejemplo) son formados e integrados por hombres y mujeres que provienen de la familia. En tal sentido, aquellos grupos tienen su fuente de alimentación en la familia, y sin esa fuente estos no existirían.

Con toda razón se dice que la familia es la célula básica de la sociedad. Las relaciones humanas, que se proyectan hacia las instituciones del organismo social, se gestan en lo más profundo de la esencia de la familia. Al respecto, debemos señalar que, como tal, esta representa el almácigo natural especialmente de la primera gran relación biológica y afectiva, que se desarrolla en el vientre de la madre.

Una preocupación

Hay roles que solo la familia puede cumplir para alcanzar los propósitos afines a su propia naturaleza. Ninguna otra institución ideológicamente inventada (ningún tipo de falsa familia) puede ni debe sustituirla en el cumplimiento de aquellos roles. En este caso, bien valdría la pena aplicar el viejo adagio que reza “zapatero a tus zapatos”. Yo diría: “La familia natural a lo suyo”.

Sin embargo, vemos con una legítima preocupación cómo aquella familia es en la actualidad el blanco de una preocupante actitud intervencionista de parte de los estados. Y también de organismos internacionales que no necesariamente respetan su identidad, y que están al parecer más que muy interesados en destruirla. Esto último mediante la imposición de la ideología de género en el contenido de la educación de nuestros niños; y pese a las deleznables consecuencias que la mencionada ideología ha generado en países donde se le ha implementado. Como Hungría, que no por gusto se está deshaciendo de ella.

La familia frente a nuestra situación actual

Dada su trascendencia, la familia bien puede ofrecernos una alternativa para salir de la situación en la que se encuentra nuestro organismo social. ¿Queremos dejar de lado todo tipo de enfrentamiento, abusos y malos tratos, como los que vemos a diario entre los hombres y mujeres que integran nuestra sociedad? ¿Queremos vivir en una actitud cooperante y solidaria para enrumbar a nuestro país hacia el desarrollo? ¿Sí? ¡Porque eso es lo que necesitamos! Entonces recurramos a la familia. Ella es una fuente aleccionadora de lo que se puede obtener cuando se trabaja en comunidad.

Resulta más que interesante, por ejemplo, observar y valorar las ventajas que ofrece la aplicación del sentido de complementariedad natural que se da entre los esposos, entre los padres e hijos. Aquella complementariedad bien se podría trasladar a las relaciones humanas del resto de miembros de la sociedad, con el fin de orientar el sentido de tales relaciones y elevar su nivel. Así, la nación tendría la posibilidad de disfrutar de la armonía de tipo familiar.

Pero para estar a la altura de sus exigencias y roles naturales, la familia requiere de una orientación y un apoyo decisivos de parte del Estado. Hace falta voluntad política para generar planes y programas tendientes a promover la consolidación de la familia. Ello hará también posible la consolidación de nuestra organización social.

 

Luis Hernández Patiño
05 de septiembre del 2018

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