Eduardo Zapata

¡Por allá va el ladrón!

El obstruccionismo como pretexto

¡Por allá va el ladrón!
Eduardo Zapata
24 de julio del 2019

 

Sin duda alguna, este azaroso periodo gubernamental ha estado signado por el desvío sistemático de temas terrenales que podrían afectar —según los estrategas de la comunicación de Palacio— la “estabilidad” de la precariedad institucional. Durante el fujimorato había una monocorde prensa que nos convencía de los avances positivos inexorables del régimen. Complementado —claro está— con el debilitamiento de los “partidos políticos tradicionales” y el ocultamiento de la destrucción de la frágil institucionalidad que existía antes de Fujimori. Obvio que cada vez que un tema podía constituirse en alguna supuesta amenaza al Gobierno, alguna Virgen lloraba a mares.

Sin embargo hoy, al tener un gobierno precario con poco o nada que mostrar, los temas que “atentarían” contra el régimen parecen infinitos y hasta paranoicos. Obligando entonces a una sistemática campaña de distractores mediáticos. Basar la gobernanza en denunciar el “obstruccionismo´”de la oposición, sin que el gobierno tuviese logros significativos que mostrar, obligó a instrumentalizar la industria mediática (periódicos, revistas, programas de radio y TV, encuestas…) hasta lograr que la mayoría de los periodistas apareciesen como simples locutores que repetían libretos y negaban hasta lo evidente si no convenía al Gobierno. Sin el menor remordimiento.

Y funcionó. Porque existe un Congreso donde los parlamentarios prontuariados podían ser fácilmente crucificados mediáticamente (con razón) extendiéndose esta imagen —por contigüidad— al todo del Congreso. Los antis son tan fuertes en el Perú —sobre todo cuando son cultivados profesionalmente— que el famoso obstruccionismo podía seguir siendo razón suficiente para flotar y completar un período de gobierno.

Pero aparecen ahora los reclamos de veras populares. Aprovechados por “líderes” que no son congresistas, pero obstruyen. Y obstruyen de verdad. Lo de Tía María es solo un síntoma de una cadena antiminera. ¿Podrá el gobierno con su “obstruccionismo” flotar (todo indicaba que sí, pues el Congreso había agachado la cabeza) hasta el 2021? 

Si lo lograse, sería a costa de reformas fantasmagóricas y de la paralización del país. O más bien de un oportunismo populista —con proyecciones electorales al 2021— de un señor Presidente que con tranquilidad no tuvo reparos en traicionar con los fujis a PPK —nunca asumiré en su reemplazo dijo— para luego traicionar a los propios fujis. Tranquilamente él podría ponerse al frente del reclamo social, aun a costa de la paralización, en nombre de “una patria justa y de igualdad social”.

Tía María se resolvería con un referéndum inmediato. Pero tal vez convenga más el otro camino y, entonces, liderar la lucha social y optar por nuestra liberación del oprobio de entregar nuestras riquezas a manos extranjeras. El truco de “al ladrón, al ladrón” podría seguir funcionando. Para que todos vayan en otra dirección.

 

Eduardo Zapata
24 de julio del 2019

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