Francisco de Pierola

Políticamente incorrecto

La verdad contraria a los intereses políticos de la fuerza hegemónica

Políticamente incorrecto
Francisco de Pierola
13 de septiembre del 2024

 

Me encanta este concepto. Tiene una connotación muy rica y envía una alerta a quien lo oiga. Es un preámbulo de honestidad, de disidencia. Genera suspenso, intriga, peligro. Pero no es una frase nueva, aunque nueva parezca por su reciente y creciente popularidad, y por uso desmedido para calificar aquello que pueda herir susceptibilidades. ¡Qué placer me causa herir susceptibilidades!

El término tiene sus orígenes hace más de un siglo; en 1917 para ser precisos en tiempo, y Rusia para ser exactos en espacio. El término apareció por primera vez en el vocabulario marxista-leninista después de la Revolución Rusa para describir la estricta adherencia a las políticas y principios del Partido Comunista de la Unión Soviética. La “corrección política” fue inventada por los comunistas para camuflar la verdad sobre asesinatos en masa, la hambruna de millones y campos de concentración. O sea, el modus operandi comunista. Era “políticamente incorrecto” revelar esos hechos. La línea del partido era que todos los miembros leales del partido comunista promovieran las mismas “verdades políticamente correctas” sobre la “belleza” de un gobierno comunista.

Lejos de estar en Siberia, occidente ha sido conquistado por un totalitarismo ya no pintado de rojo, sino, más bien disfrazado de arcoíris. La “corrección política” es hoy observada como etiqueta, educación y antónimo de la impertinencia. En la práctica, sin embargo, sigue fungiendo el mismo rol. La incorrección política es, entonces, la verdad correcta contraria a los intereses políticos de la fuerza hegemónica. Qué gran trabajo ha hecho la izquierda para hacerle creer a sus súbditos que están luchando por la verdad.

A medida que avanza la cultura de la victimización y la práctica de la identificación de privilegio como mecanismos de crecimiento profesional y social, se van acortando los límites del discurso permisivo. Atrapados estamos entre dos paralelos que nos ahogan en una claustrofobia moral, intelectual y real, mientras aumenta la susceptibilidad de los crecientes grupos que se autoperciben como víctimas.

¿Cómo se puede revertir esta situación? Más que apostar por políticos de manera esporádica, cada cinco años, se debe invertir en personas. La política no se hace (solamente) en la función, se hace afuera de la misma. Las ideas de la libertad, de la vida y de la familia no se defienden de manera automática. No se defienden por la gracia de la divina providencia ni por la gracia de los políticos con agenda. Se deben defender todos los días porque el enemigo no para. El enemigo inmoral que ya es dueño de la realidad en tiempos de la posverdad. Son las personas las que van a defender los valores y los intereses de los peruanos.

 

Francisco de Pierola
13 de septiembre del 2024

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