Guillermo Vidalón

Perú: hub del Pacífico sur

Un original proyecto para la isla San Lorenzo

Perú: hub del Pacífico sur
Guillermo Vidalón
23 de marzo del 2021


La pandemia y la crisis económica mundial han ocasionado la caída en los ingresos de millones de familias. Esta situación tiene que generar respuestas rápidas y eficientes desde la esfera política, porque en la actualidad existen enormes recursos financieros que están a la búsqueda de proyectos de desarrollo con adecuada rentabilidad.

Afortunadamente, el Perú ofrece un sinfín de oportunidades para recuperarnos en el más breve plazo; por ejemplo, invertir en el desarrollo de la isla San Lorenzo. Esta tiene una extensión de 1,648 hectáreas mientras que el Principado de Mónaco, uno de los más ricos del mundo, tiene poco más de 440 hectáreas, es habitado por 38,000 personas y recibe cada año aproximadamente 500,000 turistas con alta capacidad adquisitiva.

San Lorenzo está frente al Callao, en el centro del Pacífico sur, lo que le otorga un gran atractivo en términos aeroportuarios y portuarios. Sus dimensiones son  8 km de largo por 2 km de ancho, y su altura promedio 280 m.s.n.m., a tan solo 3.8 km del distrito de La Punta. 

Por otro lado, la pista del aeropuerto Jorge Chávez tiene una extensión de 3.2 km y siempre tiene el riesgo de ser inundada por un tsunami, así como las instalaciones del puerto del Callao. La isla, del lado que mira hacia el continente puede albergar un nuevo puerto y en su parte superior un aeropuerto, ninguna de estas instalaciones se vería afectada significativamente por un sismo de gran magnitud.

¿Qué justifica un puerto? El volumen de carga. En la actualidad existe volumen de carga suficiente y expectaticia como para construir un puente que contenga una faja transportadora encapsulada que traslade la producción minera del centro del país, al tiempo que liberaría los terrenos de los depósitos que hoy se encuentran en zona urbana, y cuyo valor económico se ha incrementado significativamente. Además, sería un lugar adecuado para construir una fundición y refinería con la más alta tecnología, lo que agregaría valor a la producción minera. Por eso es que una visión de Estado tiene que ser armónica, coherente, convocante y sostenida en el tiempo.

Asimismo, en el otro lado de la isla, el que mira hacia el mar abierto, se puede edificar urbanizaciones, hoteles y restaurantes donde dar a conocer nuestra más variada gastronomía. También centros de entretenimiento, clínicas especializadas en cirugía estética (especialidad en la que los médicos connacionales han destacado por su profesionalismo). Recordemos que quien recurre a la cirugía plástica generalmente aprecia la confidencialidad y privacidad; en consecuencia, llegar a una isla para luego retornar restablecido y rejuvenecido a su lugar de origen resulta un escenario ideal.La energía eléctrica no es un problema porque ya existe un cable entubado para iluminar la residencia presidencial. Además, en la isla se puede generar energía empleando la fuerza del oleaje marino que viene del mar abierto. Otro atractivo relevante son sus playas.

Algunos se preguntarán cuánto costará esta maravilla. Primero, se requiere instalar una planta modular desalinizadora, que en la actualidad se consigue con cierta facilidad, si a cambio el propietario se queda con la sal extraída. La construcción de un puente o un túnel que una a la isla con La Punta, tiene un costo estimado de US$ 150 millones del año 2000; y como la inflación en dólares desde entonces a la fecha alcanzó 61.48%, lo que representa $242 millones, pero como en el Perú los costos suelen seguir un ritmo acelerado, calculamos $300 millones. Pero si se hace sólo una faja transportadora de concentrados y un teleférico para las personas, estas infraestructuras tendrían que partir en extremos equidistantes de la isla.

Los turistas ingresarían desde lo alto a Lima (una de las pocas ciudades capitales que miran al mar). El teleférico representaría una mejor puerta de entrada a la ciudad que la actual, con punto de llegada en los distritos de La Perla o San Miguel, que ya están conectados a través de la vía expresa Costa Verde. Esto añadiría un nuevo atractivo, sobre todo en los meses de mayor luminosidad solar. La inversión estimada es de US$ 60 millones. Inclusive, como existe en otras ciudades, podría establecerse servicio de ferry con varios puntos de ingreso a la ciudad: el Callao, San Isidro, Chorrillos, Ventanilla. Esto descongestionaría el tráfico vehicular y disminuiría el impacto ambiental.

En la zona industrial se ubicaría la fundición y refinería, una inversión aproximada de US$ 1,500 millones para un millón de toneladas de concentrados al año. Asimismo, una fundición puede producir ácido sulfúrico, que es un producto que se emplea en los procesos de obtención de metales mediante lixiviación. La construcción de muelles destinados al turismo y a las actividades portuarias, otros US$ 500 millones. La urbanización sería financiada con la venta de lotes y la construcción de clubes náuticos para el estacionamiento de embarcaciones de recreo. A todo ello se puede agregar un acuario que permita apreciar a las especies marinas en su estado natural, porque se adentraría en el mar.

Con tan solo 1,360 turistas premium, que permanezcan como promedio un día visitando los atractivos de la isla se generarían aproximadamente US$ 250 millones al año. A los que habría que añadir otros 10 millones de pasajeros al año que hagan uso de las instalaciones del nuevo aeropuerto, quienes con un gasto promedio de US$ 100 diarios –por su traslado, consumo en restaurantes, lugares de entretenimiento, visita de atractivos naturales, circuito náutico alrededor de la isla, etc.– generarían US$ 1,000 millones, totalizando ingresos por US$ 1,250 millones al año, convirtiendo a San Lorenzo en un proyecto económicamente rentable. Recordemos que en el 2023 el turismo mundial estará plenamente recuperado y ávido de nuevas experiencias. A nosotros solo nos falta decisión para poner en valor nuestros atractivos.

Que el Estado tiene otras prioridades antes que destinar US$ 3,500 millones para el desarrollo de San Lorenzo, es cierto; pero sí puede negociar con privados para que haya agua desalinizada. Fundición, refinería y faja transportadora, así como muelles preliminares e infraestructura aeroportuaria y hotelera, también corresponden a inversión privada. El Perú, por su ubicación en el centro del continente sudamericano, es el hub natural del Pacífico sur; lo que se requiere es infraestructura para generar una economía entorno a ello. Tengamos presente que en el país ya se encuentran operadores de talla mundial a los cuales habría que interesar. Inclusive el financiamiento, con retornos adecuados, podría provenir de las AFP. 

Durante la construcción de estos proyectos se puede brindar oportunidad a quienes se encuentren detenidos y deseen readaptarse para reincorporarse a la vida en sociedad. Algunos criticarán el proyecto señalando que se recurre a mano de obra barata, pero lo más importante es la recuperación de quienes han delinquido. Y la oportunidad de aprendizaje gratuito que se les ofrece, antes que prosigan en los penales, comúnmente denominados “las universidades del crimen”. 

Esto representa una oportunidad de trabajo (directo e indirecto) y aprendizaje para 50,000 personas durante la construcción y posterior funcionamiento. La isla El Frontón, a la que habría que cambiar de nombre porque el pasado no puede marcar el futuro en negativo, podría servir de ciudad dormitorio para quienes trabajen en jornadas flexibles: 18 jornadas de 12 horas por 12 días libres, por ejemplo.

¿Qué más se requiere? Una planta de tratamiento de residuos para procesar los desechos. Y si se hace de manera adecuada, esos desechos pueden ser empleados para generar vegetación, si se construye una planta biodigestora. Sé que algunos dirán que la fauna local se verá impactada en su hábitat. Pero sucede que las especies son sabias y migran de un lugar a otro hasta hallar el lugar más propicio para ellos. Recordemos que Ite es un humedal costero artificial en la región Tacna, construido sobre un antiguo depósito de relaves mineros. Antes de su existencia no anidaban aves locales y menos migratorias, tampoco crustáceos, lo que demuestra que la presencia humana también genera activos ambientales que se complementan con el interés de las especies.

Del mismo modo, la isla San Lorenzo podría contar con museos donde se exhiban réplicas de lo más relevante del legado cultural del país, que inviten a visitar las piezas auténticas en el interior. Lo sostenible siempre será la riqueza cultural que acrecienta la gastronomía por la inmensa variedad de especies de fauna y flora que habitan en nuestro territorio. Y, la oportunidad que la minería representa en la actualidad como palanca para impulsar el bienestar y desarrollo de todos los peruanos.

Guillermo Vidalón
23 de marzo del 2021

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