Eduardo Zapata

Personajes en busca de un autor

Políticos tratando de pescar en el río revuelto de la crisis

Personajes en busca de un autor
Eduardo Zapata
03 de mayo del 2018

 

Aun cuando el Presidente Vizcarra haya afirmado con convicción y conveniente oportunidad (para una transitoria tranquilidad social) que la “crisis política ha pasado”, sabemos que esta no se reduce ni reducía a la moralmente irremediable renuncia del señor Kuczynski.

Obvio que aquello era inevitable por la bajeza moral que en fondo (lobbies poco claros) y forma (el lenguaje de los audios era hediondo) trasuntaban los kenjivideos. Y si no hubiese ocurrido la constitucional sucesión, la gobernabilidad del país se hubiese —allí sí— puesto en juego. Vizcarra y Villanueva han sido un viento fresco venido de la provincia sobre el asfixiante centralismo. Y acaso una utopía fugaz, pero necesaria, para el tránsito del país al 2021.

Pero decimos que la crisis no se reducía al cambio de mandatario, porque —próximos a las elecciones regionales y municipales— “enternece” la irrupción de multitud de personajes que despiertan a la democracia con deseos magnánimos de “servir al país”. Por doquier. Como había “enternecido” —en el tránsito PPK/Vizcarra— la cantidad de personajes que preguntaban en las redes sociales acerca de quiénes iban a ser ministros de X o Z, o directores de Y. También supuestamente preocupados por las políticas públicas; en el fondo, preocupados entonces también de “servir a su país”. Mediante contratos, consultorías y demás “aportes”.

Esa es la crisis que no hemos superado. La falta de institucionalidad y la existencia de un Estado ineficiente, pero “generoso”, que —prescindiendo de verdaderas políticas públicas y afecto entonces a voluntarismos y amiguismos— deja de lado la meritocracia y la competitividad.

En su gran obra del absurdo titulada Seis personajes en busca de un autor, Pirandello se halla ante historias de vida que —teniendo un denominador común, lo familiar— requerían, sin embargo, un autor que enhebrase sus tramas. En el caso de la crisis de Estado a la que hacemos alusión aquí, el denominador común de los personajes a los que aludimos antes no es familiar, como en el caso de los personajes de Pirandello, sino simplemente crematístico: el dinero fácil. Y el autor que enhebraría sus historias personales sería —cómo no— ese Estado ineficiente que todos queremos que cambie.

¡Corruptos! Clamamos por doquier en referencia exclusiva a los políticos. Dicho lo dicho hasta aquí, resulta patéticamente absurdo —de allí también el vínculo con Pirandello y su teatro del absurdo— que los que más lo griten sean esos personajes que permanentemente buscan un autor: el Estado. Para “servir a la democracia y a su país”, claro está.

 

Eduardo Zapata
03 de mayo del 2018

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