Raúl Mendoza Cánepa
Pedro Castillo, liberal
¿Qué habría pasado si…

El sindicalista Pedro Castillo lee en 2020 un folleto titulado La prosperidad y los milagros económicos liberales. Apenas comprende, pero está abierto a las epifanías y una de ellas es que la libertad trae desarrollo. Vladimir Cerrón lo convoca para que lo sustituya como candidato a la presidencia por Perú Libre en 2021, qué mejor que un líder sindical que viene del campo.
Mientras, un grupo de personas ha fundado un partido liberal y les parece interesante que en el Bicentenario sea un maestro rural de Chota el que gobierne el Perú. “Con las ideas liberales la hace solo”. Dudan, pero se lanzan al experimento. El profesor chotano es persuadido, “podemos ser como Chile, líder de América Latina, siendo liberales”. Tras ver en una pantalla la pobrísima realidad venezolana, acepta candidatear por el Partido Liberal.
“No necesitas ser un genio, sino dejarte llevar por las ideas correctas”, le dicen. Tras ganar fortalece la ley marco de la inversión privada y establece una ambiciosa reforma liberal. Jura respetar la Constitución de 1993. “Nunca más un referéndum para manipular al pueblo”, grita en las plazas. Abren las minas, traen divisas, el canon va a la gente, rige el libre comercio. La inversión privada crece por mil, se genera empleo. El presidente Castillo descubre que no necesita hacer mucho.
Ingresa al Congreso un proyecto de ley para prevenir la corrupción y prohibir el lobby. “Ni en mi círculo ni en mi familia permitiré un solo acto de corrupción”. Comprueba que la libertad en todo fecunda en todo. Ya hay voces que llaman a su reelección. “Nunca traicionaré a la Constitución, nadie llega al poder para quedarse en él”. Castillo libra una ardua batalla cultural contra Sendero Luminoso, ordena que todos los escolares sepan lo nefasto que fue.
El Perú capta la inversión de miles de empresas chilenas, argentinas, colombianas…, espantadas por el socialismo anómalo de sus gobiernos. El Perú es la joya de América. Lidera los rankings de crecimiento, empleo y desarrollo, la inversión privada crea consumo (hasta la cultura atrae público porque la economía es expansiva) y crece el número de pequeñas empresas, todos exportan. “Señor presidente, la pobreza se redujo a un nivel histórico”. Pedro Castillo liberal tiene tanta recaudación natural que logra que la inversión pública reduzca todas las brechas. Inaugura escuelas modernas y hospitales equipados, ha impulsado la investigación científica para la cura del cáncer, la salud encabeza el presupuesto.
Sueñen no más. La realidad es que Castillo fue elegido bajo el ideario castrista totalitario de Cerrón y hoy nos está llevando al despeñadero. Y créanme, como ven, poco importaba si era un maestro rural.
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