Patria

Cuando le preguntas a un millennial sobre la Patria no entiende bien qué es. Es la tierra, la historia, los muertos. Lo decía Barrés sobre Francia. Es Grau dejando en zozobra a toda la Marina chilena y muriendo en Angamos, es Bolognesi y su tropa quedándose en la plaza de Arica a sabiendas de que darían su vida. La Patria son los símbolos, son también los santos y las multitudes en las procesiones, es nuestra devoción y nuestras tradiciones. 

Si algo se contrapone a la idea de Patria es el comunismo, que tiende a ser una “Patria grande” y roja dirigida por Caracas y La Habana. Imaginen a Evo Morales abrazado a un gobierno peruano que entrega parte del mar peruano a Bolivia o que supedita sus líneas de gobierno a las concepciones de Nicolás Maduro o que destruye su economía porque ese es el legado de Fidel y de Chávez. No hay peor imperialismo que el que liquida la memoria de las gestas históricas cubriéndolas con las gestas revolucionarias. 

Ni el velasquismo, del que se puede discrepar y bien, se entregó a un imperio ideológico, porque fue nacionalista. No le cambió el nombre al Perú ni siguió el guion de Brasil, Venezuela, Cuba o Bolivia, como es la usanza del siglo XXI. 

Imagine a Evo Morales entrando a Palacio a dar instructivas o a Maduro aprobando una política nacional que no le atañe o a Lula Da Silva colocando su maquinaria empresarial corrupta para extraer nuestras riquezas o al Foro de Sao Paulo por encima de nuestra Constitución o a nuestras Fuerzas Armadas desarticuladas perdiendo el espíritu y la memoria, tornándose en Guardia Nacional, forzadas a ser vigías de una ideología que lo abarca todo y contra la cual lucharon; imagínenlas vigilantes del sometimiento de su propio pueblo al totalitarismo.

¿Sabes lo que es el totalitarismo? Es el pensamiento y el partido únicos, es el dominio de una sola idea en cada espacio de la vida social e individual. El totalitario no admite que te indignes porque te conviertes en disidente. El totalitario se introduce en tu sistema de vida personal. 

Pero nos quedamos con la idea de Patria, que es lo que finalmente todos debemos defender porque nadie tiene derecho a vulnerarla. Bien harían los peruanos en embanderar sus casas estos meses y en recordar nuestra esencia emprendedora, nunca lastimera, siempre batalladora. La Patria no es roja ni verde, es la que asumimos en 1821 y aunque la república tiene mucho por construir aún, que las sangres no se dividan, que nos unan como cuando nos abrazamos todos y sin conocernos ante un gol de la rojiblanca. Llámenlo “peruanidad” si quieren.

La Patria no es una ideología, es un compromiso y un sentimiento de unidad frente al pasado, está por encima de aquellos que nos quieren enfrentados y llama al heroísmo como la fe. El Perú no construirá su futuro con el cultivo del odio o el totalitarismo sino por el esfuerzo y la inventiva de millones de familias e individuos que día a día tratan de labrarse un futuro mejor. Que la libertad, el resquebrajamiento de los diques de las corruptas burocracias regionales que amarran el dinero del pueblo (el canon) y la pequeña empresa nos den un mejor destino, en fraterna diversidad.