¡Oye, tú!

No digas que la voz del pueblo es la voz de Dios, no fue Dios quien nos dio a Toledo, fuiste tú… a sabiendas de Toledo. Fuiste tú quien votó por Humala cuando te creíste el cuento del domador y que Vargas Llosa, por Dios y por marqués, domesticaría a quien desayunó, almorzó y cenó etnocacerismo. Fuiste tú quien celebró a Fujimori cuando cerró el Congreso (71% de aprobación) y tú quien quisieras que se cierre por las mismas “razones extraordinarias”, como si ya nada fuera extraordinario en el Perú. Lo reelegiste e ibas por más. Ya tenías práctica en mandar a la Conchinchina al país porque antes fuiste tú el que mandaste al escritor a sus libros por un chinito al que llamabas Fujimoto y de quien solo sabías que era un chinito al que llamabas “Fujimoto”... Si te da la edad, tampoco eres nuevo en el negocio de ser mal dios, le cantaste los himnos a Velasco cuando solo tenías Basa y el teléfono te llegaba el próximo año y nadie te podía mandar ese Zenith a color.

Fuiste tú quien quitó a Bedoya porque García hablaba bien bonito, fuiste tú quien se tragó la heterodoxia porque la economía te llegaba al forro y tú quien luego lo odió por “derechista” ¿Por qué? Porque odiar desde la izquierda es bien nice. “Ellos son los brutos”, dicen achorados, pero ¿estás seguro de quiénes son realmente los brutos y achorados? ¿Te has leído un librito para dummies de la Escuela Austriaca? ¿Sabes cómo se origina la inflación? ¿Sabes de qué vive el Estado? Nada, ¿no? Fuiste tú el que se creyó el cuento de la justicia social (mira, si no, a Argentina, pasó de ser Suiza a ser una Sudamérica justa desde que todos sus políticos la hicieron de Perón). Fuiste tú quien creíste en la izquierda honrada y quien votó por Villarán y juntaste las bateas de tu casa para cada causa justa (solo cuando las causas justas se acomodasen a tu bandera). Fuiste tú el que salía a gritar para ser masa, aunque guardaras bien al fondo esas lealtades que públicamente te serían bien “rochosas”.

Fuiste tú quien la hizo con PPK. Vamos, la hiciste como “anti” siempre y lo harás de nuevo aunque marques por Antauro y él te ponga de hilera en un paredón. Fuiste tú quien aprobó referéndums sin saber de qué trataban. Fuiste tú quien respondió en la última encuesta por un sí porque decir sí a todo es salir del paso (¿O sabes bien de Odebrecht o conoces de qué trata la reforma política?). Fuiste tú quien se opuso a Tía María y a la inversión y quien votó por el gobernador de Arequipa (¡!), que para eso sirvió la regionalización. Fuiste tú quien le creíste a una portada recurrente sin sospechar de las raras recurrencias, tú el que soporta que vivamos sin paz, porque de eso trata todo, de que te manipulen, de que te asusten, de que te callen, de que te tomen el pelo.

Tú eres quien compra las encuestas en papel para seguir viviendo engañado, eres tú quien le cree a las preferencias electorales (a la que otros mansos se alinearán). Tú eres quien no piensa, quien nunca se pregunta… 

Al Perú no lo hacen los políticos ni lo hace Dios, ¿o crees que tú no tienes vela en este entierro?