Darío Enríquez

Nuevo mapa demográfico de la migración en el Perú

Descentralización relativa, urbes dinámicas y éxodo persistente

Nuevo mapa demográfico de la migración en el Perú
Darío Enríquez
28 de noviembre del 2025

 

La migración interna ejerce presión creciente sobre la infraestructura y los servicios básicos en las principales ciudades de destino. Urbes como Lima–Callao, Trujillo, Arequipa, Chiclayo y Piura ven comprometida su sostenibilidad ambiental, sanitaria y habitacional. ¿Puede el dinamismo económico sostener la demanda derivada de este crecimiento?

 

Dinámica migratoria

Entre los censos de 2007 y 2017, más de 2.3 millones de personas cambiaron de residencia dentro del país. Con la Tasa de Saldo Migratorio Interno Neto (SMIN) medimos atracción o expulsión poblacional. Con la Tasa de Saldo Migratorio Total (SMT) incorporamos el impacto internacional. Tres bloques emergen: Perú Dinámico (SMIN > +2.5%), Perú Estancado (SMIN < -2.5%) y Perú en Equilibrio (entre -2.5% y +2.5%).

 

Perú dinámico: liderazgo costero

La migración interna confirma una descentralización relativa. Lima–Callao recibió 1,302,000 migrantes internos entre 2007-2017 (SMIN +9.5%), reduciendo su participación en el saldo migratorio nacional de 52.4% en 1993–2007 a 40.2% en 2007–2017. Se mantiene como el principal destino absoluto y el mayor polo urbano del país.
Al núcleo capitalino se suman Pucallpa (+8.0%, ≈40,000), Ica (+6.8%, ≈60,000), Arequipa (+5.1%, ≈70,000), Piura (+4.5%, ≈65,000), Trujillo (+4.2%, ≈80,000), Chiclayo (+3.8%, ≈55,000) y Cusco (+3.0%, ≈40,000). Estos polos pasaron de captar apenas 9% del saldo positivo nacional en 1993–2007 a cerca de 12.7% en 2007–2017. En conjunto, Lima–Callao y estas ciudades concentran algo más de la mitad de la migración interna, mientras el resto corresponde a movimientos entre localidades menores y circuitos interprovinciales no metropolitanos.

 

Perú estancado: fuga de talentos

Las mayores pérdidas se concentran en la sierra. Huancavelica registra -15.0% (≈50,000 expulsados) y Cajamarca -11.9% (≈150,000). Incluso ciudades con alta dinámica comercial pierden población, como Huancayo (-7.1%, ≈90,000) y Juliaca (-6.0%, ≈70,000).

La emigración internacional agrava el saldo: Huancayo SMT -8.1%, Juliaca -6.5%. En conjunto, la sierra pierde más de un millón de habitantes hacia la costa y polos dinámicos, además de destinos externos, confirmando un éxodo persistente.

 

Perú en equilibrio: compensación frágil

Aquí los flujos se compensan. Chimbote (+1.4%, ≈20,000) y Sullana (+0.1%, ≈2,000) apenas crecen. Iquitos (-0.5%, ≈-5,000) es neutral, aunque su SMT cae a -1.0% por emigración. Son espacios de transición, sin atractivo sostenido.

 

Balance territorial

Entre 2007 y 2017, la costa tuvo un saldo neto positivo de ≈1.4 millones, la sierra un saldo negativo de ≈1.05 millones y la selva un saldo positivo de ≈200,000. Estas cifras reflejan balances (entradas menos salidas) y no el volumen total de migrantes, que supera los 2.3 millones. La diferencia se explica por flujos bilaterales, movimientos intra-zona y redistribuciones menores. El saldo confirma el elevado traslado hacia polos costeros y amazónicos, con persistencia del éxodo serrano y la centralidad —aunque en leve declive— de Lima–Callao.

 

Impacto de la inmigración venezolana

Se estima actualmente 1.6 millones de inmigrantes venezolanos, concentrados en Lima–Callao (75%), Trujillo (13%) y Arequipa (3%). Casi todos llegaron después de 2017, pues el censo de ese año registró menos de 50,000. Este influjo internacional es comparable —e incluso superior en volumen absoluto— al saldo neto de migración interna que recibió la costa entre 2007 y 2017 (≈1.4 millones). El agravante es su concentración: tres cuartas partes se asentaron en Lima–Callao, generando un impacto urbano más disruptivo que el de los movimientos internos y tensionando aún más la sostenibilidad de las grandes ciudades.

 

¿Qué hacer ante cifras tan contundentes?

La situación exige inversión productiva en el Perú Estancado, articulando capital privado y estatal. Se requieren circuitos especializados de ciudades medianas y espacios rurales con ventajas comparativas —agroexportación, artesanías, turismo cultural y gastronomía— junto con educación adaptada al territorio. Al mismo tiempo, el Estado debe recuperar control sobre la compleja realidad migratoria internacional.

Si mejoran los servicios urbanos, las ciudades medianas podrán atraer migrantes internos y externos, reduciendo la expulsión de talentos. Los programas sociales atenúan dificultades, pero no deben fomentar dependencia pasiva: el reto es impulsar la transformación, el desarrollo y el crecimiento sostenido.

Darío Enríquez
28 de noviembre del 2025

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