Eduardo Zapata

Música y memoria

Los políticos deberían escuchar con atención las canciones populares

Música y memoria
Eduardo Zapata
09 de mayo del 2024


Las canciones se vuelven perdurables –y aun entrañables– para un pueblo cuando tienen la capacidad de establecer una relación empática con algún lugar de la memoria. Puede aún que no se pueda precisar aquel lugar, pero si la canción tiene el poder de tocar esa fibra de recuerdo habrá de superar el tiempo.

En 1957 Chabuca Granda compuso José Antonio. El dato histórico confirma que compuso este tondero en homenaje a José Antonio de Lavalle, reconocido criador de los caballos de paso. Y ciertamente se trata de una canción que –aun dentro de las limitaciones de recuerdo nacional de la llamada música criolla– parece ser activadora de segmentos perdidos/añorados de la memoria.

Ciertamente la letra alude a los caballos de paso y explícitamente a José Antonio, a quien nombra. Pero quizás y más allá del icónico caballo de paso la relación empática con la memoria derive de reminiscencias bastante difíciles de explicar racionalmente. Más difíciles de explicar aún en momentos de polarización supuestamente ideológica.

Qué hermoso que es mi chalán/cuán elegante y garboso/sujeta la fina rienda de seda/que es blanca y roja/ dice la canción acerca de José Antonio. Para añadir en la misma estrofa /Qué dulce gobierna el freno/con solo cinta de seda/.

Y en referencia propiamente al caballo dice /Fina cadencia en el anca/brillante seda en las crines/. Subrayando que /Ya no levanta las manos/para luchar con la arena/quedó plasmado en el tiempo/su andar de paso peruano/. Añadiendo que el caballo tiene /el nervio tierno y alerta/para el deseo del amo/.

Difícil de entender que Chabuca esté hablando solo de José Antonio como criador de caballos: la letra lo está diciendo. Es más fácil entender que la canción activa sentimientos, ternuras, firmeza, colores patrios y la importancia del ´andar de paso peruano´. Tal vez una metáfora de gobernabilidad.

Y en 1977 Augusto Polo Campos nos dice /Sobre mi pecho llevo tus colores/y están mis amores/Contigo Perú/Somos tus hijos y nos uniremos/y así triunfaremos/Contigo Perú/, añadiendo /A triunfar peruanos/que somos hermanos/que se haga victoria nuestra gratitud/.

Súmele a lo dicho Cuando Pienses en Volver, ese himno de Pedro Suárez Vértiz, y tendremos nuevamente colores rojiblancos, el Perú y el andar del paso peruano. Un andar que parece urgido de activación de Perú unido pero victorioso y –por eso mismo– afirmativo (y esquivo a la vez) del éxito. Mientras nuestros deportistas y nuestras hinchadas reales se envuelven en banderas allí donde haya siquiera posibilidad de éxito, otros lo buscarán desesperadamente en las urnas a pesar de que estén votando por el fracaso.

Valdría la pena que los políticos escuchen con un poquito más de atención lo que dicen las canciones populares. Porque allí están los signos y los insights motivacionales. O, para decirlo con palabras del célebre historiador belga Albert d¨Haenens, allí están los actualizadores de memoria.

Eduardo Zapata
09 de mayo del 2024

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