Raúl Mendoza Cánepa

Monopolios y monopolios

El de las redes sociales versus el de los medios

Monopolios y monopolios
Raúl Mendoza Cánepa
18 de julio del 2021


La Constitución no prohíbe los monopolios sino el abuso de posición dominante o monopólica en el mercado. La de 1979 prohibía los monopolios, oligopolios y acaparamientos; pero hay algunas posiciones ventajosas que son ineludibles si es que nos referimos a la escala de la inversión o al resultado de la competencia en el mercado ¿Se puede prohibir lo que es imposible prohibir? Resulta curioso que haya voces que condenen el supuesto monopolio del Grupo El Comercio; pero cuando se trata del abuso de posición monopólica de algunas redes sociales se callan, no opinan y participan de la política de verificación de datos de una empresa mundial y monopólica que juzga, abusando de la inexistencia de una alternativa (¿Facebook compite con algún similar?). Aunque el verificador tenga a mal el “monopolio” de El Comercio, participa en un monopolio descomunal en el que el ciudadano que opina lo hace con el miedo de ser expulsado. Total, si las redes pueden vetar al poderoso Trump, ¿qué no harán contigo?

Desde luego, todo el que sueña con competir, sueña con ganar en el mercado y se gana en un largo camino de empeño en la productividad y el marketeo. No se gana, en los mercados libres, por la empujadita del funcionario que hace el favor, sino porque se hicieron las cosas bien. Las fusiones son mecanismos para unir fuerzas en la debilidad, razonables cuando hay más opciones a las cuales vencer ganando consumidores. Con esto, no es que el monopolio sea deseable, pero tampoco es extirpable. Lo que el constituyente de 1992 resolvió fue que lo razonable es la prohibición del abuso de posición dominante en el mercado, y llamó a la economía de la regulación que rige para los monopolios y empresas dominantes. Algo que no ocurre desde afuera para las redes sociales, que son libres de imponer castigos arbitrarios, abusar de sus algoritmos, sesgar la línea y vetar a los que ellos crean “indeseables”. No hay, desde luego, un organismo regulador o un defensor del cibernauta.

Un monopolio de la opinión no se mide por si tiene un alto porcentaje de medios en una ciudad, es una escala a nivel país; y en ese escenario no hay alternativas para el consumidor. Se podría medir el acaparamiento del espectro electromagnético, pero en ambos casos siempre existe la opción de nuevos participantes y de comprar otro diario o cambiar de canal, pasarse al cable o al streaming. Cuba, la ex Unión Soviética o Corea del Norte tenían (tienen) el monopolio estatal de la información (también del partido). En el mercado, lo sancionable es abusar del precio o bajar la calidad del producto para aminorar costos, especialmente cuando es un servicio esencial.

Prohibir los monopolios, sin embargo, es como prohibir el tráfico, un proceso natural, aunque no necesariamente el ideal para una ciudad ordenada. Mientras tanto, el populismo constituyente pretende imponerse porque cree que no hay mejor Constitución que la que cierra el monopolio privado y abre la puerta al monopolio estatal, como si la bondad o maldad de tales dependiera de si es el empresario o el funcionario el que toma las decisiones. El estatal es siempre peligroso, cuenta con el dominio de la regulación (como si el jugador fuera jefe del árbitro) y tiene la herramienta del poder, que es lo mismo que el ejercicio “legítimo” de la violencia.

Raúl Mendoza Cánepa
18 de julio del 2021

NOTICIAS RELACIONADAS >

La gente está harta

Columnas

La gente está harta

Las encuestas son fotografías: capturan un instante, pero no ga...

03 de febrero
Trump, mi wayki, mi hermano

Columnas

Trump, mi wayki, mi hermano

En 1823, James Monroe, ante el congreso americano sentenció: &l...

27 de enero
Ese otro en ti

Columnas

Ese otro en ti

La política, decía Aristóteles, es la más ...

20 de enero

COMENTARIOS