Guillermo Vidalón
Minería y prosperidad
El Perú es un país polimetálico con abundantes reservas de oro y cobre
Los países desarrollados han logrado la mejora de la calidad de vida de su población en función al liderazgo propositivo de sus autoridades, a la confianza que estas depositan en sus ciudadanos para facilitar que ellos mismos realicen la mayor interacción posible en condición de libertad –lo que genera sinergias que incrementan la producción y la productividad–, a la calidad de la educación pública y privada, y, finalmente, al aprovechamiento adecuado de las potencialidades de su territorio.
Quien se oponga al avance de las variables anteriormente expresadas, promueve el atraso y el empobrecimiento del país con una única finalidad: aprovechar el descontento ciudadano para capitalizarlo y acceder a cargos públicos, desde los cuales casi siempre terminan beneficiándose. En el 2026 el Perú requiere un liderazgo capaz de reconocer y aceptar el principio de la realidad. Somos un país con una economía mayoritariamente informal que está siendo vulnerable a la criminalidad, lo que detiene su avance hacia la prosperidad. El replanteamiento de las políticas de seguridad ciudadana y de incorporación a la formalidad, aligerando el cerco normativo se hace indispensable. La población en situación de informalidad ha generado su propio empleo, se ha proveído un espacio donde vivir, más allá de si estas soluciones son las más adecuadas en términos técnicos y económicos.
El emporio comercial de Gamarra en Lima subsiste gracias a su capacidad competitiva y organizativa, a su adaptabilidad y flexibilidad para inclusive cambiar de rubro si le resulta necesario. A la integración vertical de su cadena productiva, aunque sea a menor escala. Muchos confeccionistas participan de la industria textil y también de la comercialización. Empero, están siendo acechados por la criminalidad.
La mejora de la calidad de la educación también resulta indispensable, porque una mejor formación permite a la población hacer una evaluación del costo-beneficio acerca de cada actividad económica, así como para la colectividad nacional. Todos están de acuerdo en que los salarios de la carrera pública magisterial deben mejorar, pero a cambio de la mejora de la calidad de la educación. Pretender que cualquier actividad económica solo tenga una puerta de ingreso es perpetuar la condición de país subdesarrollado.
El aprovechamiento racional de los recursos naturales, cumpliendo estándares ambientales y sociales, es una práctica que realizan todos los países que se encuentran en situación de desarrollo o que aspiran a serlo. Los países cuyas actividades generan un volumen de producción que sobrepasa su demanda interna tienen la posibilidad de comercializarlo obteniendo a cambio divisas; es decir, dólares americanos. Una moneda de cambio aceptada internacionalmente, por esta razón, los bancos centrales cuentan con estas reservas y también en oro, un metal de fácilmente intercambiable.
El Perú es un país polimetálico con abundantes reservas de oro y cobre, principalmente, parte de éstas son puestas en valor por la actividad minera, pero la mayor proporción se encuentran en el subsuelo, esperando ser explotadas antes que el avance tecnológico encuentre un sustituto que los reemplace y carezcan de valor. En la actualidad, el principal producto de exportación nacional es el cobre, alcanzando 2.75 millones de toneladas métricas (Tm) anuales. Mientras que la demanda mundial es de 26 millones de Tm, incrementándose anualmente en 800,000 Tm.
Las reservas de cobre del Perú permiten aprovechar esta oportunidad que nos brinda la demanda internacional para convertirnos en el primer productor de cobre del mundo, lo que generará más empleo, reducirá la pobreza e incrementará los recursos del estado. También fortalecerá la manufactura local, aumentando la capacidad productiva del país e incentivando la especialización para lograr mayores niveles de productividad, lo que añade valor agregado.
En oposición a la estrategia de desarrollo del país se expresa a través de los movimientos antimineros a las actividades extractivas formales, pero, guardan silencio frente a los actos delincuenciales de la minería ilegal, como sucede en Pataz en la región La Libertad o en todas aquellas concesiones que han sido ocupadas ilegalmente. Estos socios de las actividades delictivas se caracterizan por un modus operandi reiterativo en contra de la actividad minera formal. En algunos escenarios, se presentan como defensores del ambiente (salvo honrosas excepciones que buscan más información para aclarar sus dudas), dicen cuidar el agua, los suelos, etc.; pero, no proponen ninguna alternativa de desarrollo real para los pobladores de las zonas con potencial minero.
Todo lo contrario, ocurre en las localidades y regiones donde se realizan actividades mineras formales, como las regiones Moquegua y Tacna, cuyos Índices de Desarrollo Humano (1) son comparativamente los más elevados del país y, también, encabezan los Índices de Competitividad Regional(2), resultados de investigaciones realizadas por entidades públicas y privadas independientes a la actividad minera, lo que les otorga un alto grado de credibilidad.
En las regiones Tacna y Moquegua, la compañía minera Southern Perú (SPCC) realiza operaciones desde 1960 y 1976, respectivamente, en la provincia de Ilo, perteneciente a la región Moquegua, conocida como la capital del cobre. Desde 1960, SPCC puso en operación una planta desalinizadora para su complejo metalúrgico sin que las actividades pesqueras artesanales e industriales se hayan visto afectadas negativamente, inclusive, se han realizado campeonatos internacionales de pesca y surf. Por otro lado, en Moquegua, se edificó el Museo Contisuyo, repositorio construido para albergar los hallazgos de las investigaciones arqueológicas que fueron financiadas por la minera en mención, estableciendo sinergias con el turismo local.
SPCC tiene proyectos que desarrollará próximamente en otras regiones del país, en los que cuenta con el respaldo mayoritario de las poblaciones locales. Por esa razón, quienes comparten interés y beneficios individuales provenientes de actividades ilegales han comenzado una campaña de desinformación y distorsión de la realidad, enarbolando fantasmas para oponerse a la generación de empleo productivo y al fortalecimiento de la agricultura. Una vez más, la minería es socia del desarrollo y el bienestar para todos los peruanos.
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