Eduardo Zapata

Mi bandera bicolor

Presente en los momentos triunfales de nuestros deportistas

Mi bandera bicolor
Eduardo Zapata
09 de noviembre del 2023


A diferencia de otros países, los peruanos que participan en competencias o certámenes internacionales –y obtienen alguna presea o un simple reconocimiento– ponen en un primer plano y hasta se envuelven en la bandera nacional.

Nos hemos acostumbrado a visualizar estas imágenes sobre todo en el mundo de los deportes. Y puede ser un deporte hasta desconocido para la mayoría de los peruanos, pero no dejamos de sentir orgullo al ver nuestra bandera. Y el personaje victorioso puede poseer –aquellos que todavía juegan con el término etnias– características atribuibles a las llamadas clases dominantes; o puede ser deportista ribeyraniamente definido como ´de color modesto´. Pero lo cierto del caso es que no dejamos de sentirnos orgullosos al ver nuestra bandera en un podio triunfador. De modo que el asunto no es clasista: es unificador.

Decíamos al principio de esta nota que se trata de un fenómeno bien peruano. Rara vez lo vemos en representantes de otros países. Nuestros ganadores –en el imaginario popular– han resultado victoriosos y se esmeran en mostrar su bandera antes que su persona, llegando a besar el escudo nacional, a enrostrar ante las cámaras la camiseta peruana para también entonar, tal vez en un solitario dicente, las letras del himno nacional. 

Todo esto ocurre no solo con algunos deportes. Puede ser el ´elitista´ sunfish o la popular y profunda maratón. Dijimos que puede ser un deporte poco conocido o de poco arraigo popular. Lo interesante y poco subrayado es que también promociones escolares o delegaciones de pequeños y medianos empresarios que salen al exterior a este tipo de eventos comunican al mundo su pertenencia peruana.

Dado que el fenómeno no ha sido suficientemente elucidado, y desde visiones siempre negativas, algunos podrían hablar de huachaferías o de esnobismos. Pero las imágenes a las que estamos aludiendo son tan vívidas y frecuentes que podríamos aventurar, allí detrás de esos signos, la existencia de casi un clamor nacional de triunfo y de pertenencia. En esta misma línea –y por qué no– podríamos también interpretar detrás de esos signos que los peruanos exigimos pertenecer a un país victorioso.

¿Por qué no aprovechar esos signos vitales de la sociedad peruana? ¿Por qué contentarnos con propuestas mediocres y de cortísimo plazo pensadas solo para ´salir del paso´? Y aquí volvemos a insistir en la imperiosa necesidad de que los líderes supuestamente ´cultos´ del Perú ofrezcan una propuesta-país que precisamente incluya victoria y esfuerzo. Para que la bandera nacional no sea –porque no lo es– una piel ajena.

Estoy leyendo un libro del gran político italiano Romano Prodi. El libro se titula L´Europa. Como seguro sabemos Prodi fue uno de los primeros soñadores de la Unión Europea. Allí dice él: “Tenemos entonces necesidad de la unidad europea no para sustituirla a los estados nacionales, sino simplemente para tomar en cuenta el hecho de que los desafíos de hoy son diversos de aquellos de ayer y no pueden ser afrontados desde intereses particulares…”. Convendría reflexionar y actuar en el Perú –pensando sobre todo en lo que logró Prodi a la larga: la unión europea– para que la bandera bicolor no sea más sentida como una piel ajena.

Eduardo Zapata
09 de noviembre del 2023

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