Eduardo Zapata

Leer en voz alta

La importancia de la audición y de su presencia cultural

Leer en voz alta
Eduardo Zapata
15 de junio del 2023


De niños, a todos nos gustó que nos leyesen un cuento. Una voz cercana y amable –que por siempre habría de ser querida– nos conducía a mundos maravillosos. Y no sabíamos aún leer. Y empezábamos a descubrir que ese mundo nacía de un prometedor objeto al que íbamos a denominar libro.

La ciencia hoy nos demuestra que la voz de la madre, aun durante la gestación, constituye un estímulo importante para el niño por nacer. Ciertamente y en el caso de la madre, hay hasta latidos del corazón que comunican madre e hijo; de allí que la voz materna tenga una redoblada significación. Pero es cierto también que la voz cercana y amable puede ser la de un tío o quienquiera conjugue voz y afectividad.

Pasaba y pasa hoy con un niño. Aun sin saber leer la voz transporta. Abre las puertas a realidades fabuladas cuyo límite es nuestra imaginación, aunque la voz no se corresponda con realidades físicas. Pero recientes estudios nos demuestran que también a adultos en situaciones límite, la lectura en voz alta los hace recobrar mucho de competencias perdidas. Los trabajos de la Universidad de Perugia al respecto son importantes.

Ocurre que durante largo tiempo nos habíamos acostumbrado al logro de la lectura silente. Muchos no toleramos lo audible mientras leemos; lo audible hasta nos impide la comprensión y la reflexión. Y como nos lo recuerda Irene Vallejo en su maravilloso libro El Infinito en un Junco, nos habíamos olvidado de que desde la invención de la escritura hasta la edad media se leía en voz alta. La icónica Biblioteca de Alejandría sabía más de audiciones que de silencios. La voz resonaba.

Por cierto la lectura silente está asociada a la construcción del yo individualizado. Pero está asociada también a pérdidas comunitarias de cogniciones y afectos que se alimentan de la lectura en voz alta.

Me viene a la mente la voz de Rosario Arias Quincot. De su Señora de Cao y las arañas y El Brujo. Me refiero a Ianchaak: Un Viaje al Reino de los Moches. Donde la escritura colma de plenitud al lector porque este termina siendo copartícipe/cómplice del mundo que se propone. La palabra de Rosario y también el diseño gráfico nos hacen soñar. Sin embargo todo esto se magnifica cuando ella –en sus presentaciones del libro o en sus conferencias– lee en voz alta pasajes de la obra. Entonces los susurros de lo escrito resuenan.

Desde hace buenos años, y hablo como viejo profesor universitario, leer en voz alta textos fundamentales en clase propicia más comprensión y participación de los estudiantes. Lo que no entendían con la lectura silente se hace luz con la lectura comunitaria. Si esto lo asociamos al éxito de los chats, al privilegiamiento en estos de los mensajes de voz, al suceso editorial de los audiolibros y al auge de los cuenta cuentos parece haber una tendencia –semióticamente pertinente– de reclamo por la audición.

Solemos hablar de la importancia del mundo de la imagen. Y su importancia es cierta. Poco hablamos de la importancia de la audición y de su presencia cultural.

Eduardo Zapata
15 de junio del 2023

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