Tino Santander
La histeria de la sociedad peruana
El principal síntoma es la reacción primaria generalizada
Esta semana he consultado a varios psicólogos y psiquiatras si la sociedad peruana tiene síntomas de histeria colectiva. Lo primero que me dicen es que la salud mental como política de Estado no existe y que, por supuesto, tenemos constantes episodios de histeria colectiva producidos por el estrés del modelo económico, que promueve patrones de vida que la mayoría peruanos todavía no puede alcanzar, generando profundas frustraciones y resentimientos en la sociedad.
Uno de ellos me dijo: “Observa atentamente la reacción de los políticos y de la población en el caso de la excarcelación de los terrorista Morote y Liendo. Todos creen que el Poder Judicial está liberando a los terrorista y que volverán los coches bomba, los apagones y los crímenes del terror. Y esto ha generado el repudio generalizado al Poder Judicial, que no tenía otra opción que cumplir la ley, porque nadie puede estar en prisión preventiva más de cinco años y sin condena, por más repudiable que sea el personaje. Eso es vivir en un Estado de derecho gobernado por las leyes y no por los instintos. Ahí tienes el primer síntoma de la histeria colectiva: la reacción primaria”.
“Mira los problemas del Perú con ojos de psiquiatra y verás que tenemos casos diarios que crean estrés colectivo, estados de ansiedad, depresión, violencia e incluso indiferencia. Por ejemplo, los brutales casos de violencia extrema contra las mujeres son fundamentalmente producto de en una sociedad patriarcal y machista como la peruana. Sin embargo, más allá del dolor, la indignación y las imágenes imborrables que millones de niños han visto en los medios de comunicación, hacemos poco o casi nada para corregir esta situación. Salvo condenarla mediáticamente y anunciar penas más severas y otras medidas paliativas que no solucionan el problema de fondo”.
“El Perú, es un ser dividido en varias personalidades o mundos subconscientes. Uno de ellos es el político o el de los narcisos. Si tú miras las calles del Perú con ojo clínico verás los afiches con rostros sonrientes y en todos los ángulos, de todos los candidatos a gobernadores y alcaldes promoviendo su imagen como un objeto o mercancía. Por supuesto, esos carteles no transmiten ninguna idea. Lo más grave es que los peruanos mayoritariamente eligen a personas que solo tienen compromisos individuales o representan intereses de particulares”.
“Otro grupo de peruanos es el de los que viven en pobreza extrema sin agua ni desagüe (que son 10 millones, es decir, 30% de peruanos), que no tiene ningún tipo de servicios: educación, salud y transporte. Incluso un reportaje de TV muestra cómo los pobres construyen su propia carretera para unir Comas con San Juan de Lurigancho, el famoso Pasamayito. Ese es un ejemplo de la estrategia de sobrevivencia del 85% de peruanos que hacen su vida al margen del Estado. Se suma al abandono del Estado la pandemia del alcoholismo, la drogadicción y la televisión basura, entonces tendrán peruanos con baja autoestima y que tienen como mecanismo de defensa la violencia y la viveza criolla. Es decir, el cholo achorado que hegemoniza la violencia callejera y que se está volviendo mayoritario en el Perú”.
“El Perú, está enfermo emocionalmente y cada día se vuelve indiferente, se refugia en clanes o en tribus que se confrontan violentamente. En las calles de todo el Perú solo se ve falta de civismo y violencia generalizada. Finalmente, necesitamos un gran revolución educativa que empieza en la familia. De lo contrario, así el crecimiento económico sea de 10% anual, seguiremos siendo un pueblo enfermo”.
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