Tino Santander

La hipocresía de la izquierda

Marcha solo contra sus enemigos ideológicos

La hipocresía de la izquierda
Tino Santander
16 de enero del 2018

 

Al volver a casa de la movilización el jueves pasado contra el indulto a Fujimori —convocada por los deudos de La Cantuta, Barrios Altos, colectivos juveniles y por partidos de izquierda (que los militantes del movimiento de Goyo Santos, MAS Democracia” de Puno, Cusco y Huancavelica motejan de “izquierda pituca”, de la pequeña burguesía liberal limeña)— me encontré en medio de una reunión del grupo marianista de la Iglesia católica, que se organizaba para recolectar víveres y medicinas con el fin de enviarlas a Venezuela. De esos militantes católicos escuche testimonios desgarradores sobre el hambre, la miseria y las enfermedades que sufre el pueblo venezolano. Los relatos de cientos de familiares que reunían paquetes con ayuda para enviarla a quienes allá la necesitan con desesperación, para alimentarse y curarse.

Comprendí entonces, con la evidencia de los hechos, que Venezuela está gobernada por una dictadura infame bajo la caricatura del llamado “socialismo del siglo XXI”, y que millones de venezolanos están abandonados y olvidados. Comprendí también que la izquierda limeña ayuda a quienes le conviene ayudar, pero no a todos los que sufren; que defiende los derechos humanos de los que dicta su ideología, pero ignora los derechos de los que no piensan como ellos. Es lo mismo que hacen los fujimoristas cuando marchan para defender el indulto de su jefe, pero jamás lo hacen para defender ninguna causa que no sea la propia. Estos fueron los testimonios que escuché:

Alfonso, me dijo: “No podemos quedarnos sin hacer nada, nosotros no somos políticos como tú. Mientras tú marchas contra el pacto mafioso de PPK, que indultó a Alberto Fujimori para quedarse en la Presidencia, hecho que nos avergüenza a la inmensa mayoría de peruanos, nosotros creemos que esta causa de ayuda a nuestros hermanos venezolanos debe tener prioridad. Al menos nosotros compartimos un pan, un remedio, una esperanza con esa gente que sufre tanto”.

Orietta, militante de la congregación de las hermanas paulinas: “Millones de peruanos huyeron del país durante una época buscando un destino mejor, y muchos fueron a Venezuela. Hoy debemos ser solidarios con todos aquellos que sufren, y tenemos que recordar siempre que Venezuela recibió con generosidad a miles de compatriotas; y que muchos de nosotros tenemos un familiar por allá. Es nuestro deber ahora ayudar a nuestros hermanos venezolanos en todo lo que podamos”.

Dos jóvenes que estaban en la reunión me comentaron: “No entendemos el doble estándar de esa gente que se dice izquierdista y democrática, pero que al mismo tiempo apoya a la dictadura en Venezuela. Dicen defender la libertad y luchar contra la corrupción, pero ninguna organización de izquierda o colectivo juvenil ha convocado una marcha contra la dictadura que hambrea a millones y que ha convertido a Venezuela en un narco estado”.

Los hechos nos demuestran que la izquierda marcha solo cuando se trata de sus enemigos ideológicos; pero que jamás lo hará para protestar contra Maduro, aunque sea justo, pues para ellos están primero sus lealtades políticas y no el derecho ni la justicia que merecen otros. Felizmente la inmensa mayoría de peruanos es solidaria con los venezolanos que sufren en su propia tierra y con los que recibimos acá como hermanos.

 

Tino Santander
16 de enero del 2018

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