Giancarlo Peralta
La estrategia de la izquierda: miseria como herramienta política
El populismo solo ha llevado al Perú al retraso y la pobreza
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El dogmatismo de las políticas de izquierda ha vuelto a lograr su objetivo, postergar indefinidamente el desarrollo de la región Cajamarca, estadísticamente, la más pobre del Perú. Contrariamente a lo que suelen manifestar en sus discursos ante la opinión pública –que luchan por los desposeídos, que lo hacen por sus derechos sociales y demás verborrea–, lo cierto es que su acciones políticas tienen un único objetivo: mantener en condiciones de pobreza al mayor número de peruanos, con la finalidad de contar con un bolsón electoral que los respalde.
En américa latina hemos visto el desdén con que tratan a los más vulnerables políticos como el actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, o el ex presidente de México Andrés Manuel López Obrador, quienes afirmaban que si los pobres ascienden al nivel socio económico que le corresponde a la clase media, los pobres dejarían de votar por ellos…se trata de una estrategia política.
Pero, preguntémonos esos lineamientos ideológicos están presentes en la política peruana y la respuesta -lamentablemente- es que sí. Cuando los variopintos movimientos de izquierda consiguieron postergar el desarrollo del proyecto del gas de Camisea durante 21 años, con la excusa que primeramente debería llegar al Cusco, a sabiendas que no existía un mercado de consumo en dicha región que justifique el volumen de inversión que se requería. El resultado ha sido que millones de ciudadanos en condiciones de vulnerabilidad han tenido que seguir dedicando muchas horas más de su trabajo para poder disponer de un combustible que les permita cocinar sus alimentos o abrigarse en época de heladas.
Curiosamente, quienes hoy vienen siendo juzgados por actos de corrupción, como el expresidente Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, decidieron politizar el desarrollo del proyecto Conga en la región Cajamarca durante el proceso electoral del 2011, bajo el falaz argumento de que los pobladores debían definir una disyuntiva entre “el agua o el oro”. Desde ese momento, las inversiones mineras en la zona se contrajeron, la producción de la que en su momento fue la mina de oro más importante de Latinoamérica, que dejaba ingentes recursos al estado nacional y desde allí a la región donde operaba, empezó a languidecer, su significativo ascenso en calidad de vida de muchos cajamarquinos se fue esfumando, cerraron cientos de negocios, ahuyentaron el turismo por los actos violentos que los “más radicales” impusieron. Coincidentemente, también eran representantes de la denominada izquierda. Han pasado más de 15 años desde que la pareja presidencial, aventureros de la política, ofrecieron a los más pobres el gas a 12 soles, la construcción de un ducto que llevase dicho combustible a las regiones del sur del Perú, allá donde se asientan el mayor bolsón de la pobreza en el país. No llegó el gas a ese precio, ni se generaron puestos de trabajo para los desposeídos.
No obstante lo acontecido, la mina de oro siguió apostando por Cajamarca, investigando cómo generar un mayor volumen de agua para la ciudad capital de la región, donde habitan el mayor número de pobladores. Pero, la indefinición de la clase política regional, su eventual contubernio con la minería ilegal –ergo, la criminalidad más rampante–, y el oportunismo de un condenado y sentenciado por el asesinato de policías ocurrido en el “Andahuaylazo” a comienzos del 2005, quien los llama “mineros ancestrales”, “artesanales”, no son más que eufemismos para ocultar su complicidad. Antauro Humala manifiesta que condena el gobierno de su hermano, que traicionó al pueblo, como también los traicionó Susana Villarán y el golpista Pedro Castillo, el humilde dirigente magisterial vinculado a las organizaciones de base generadas por el grupo terrorista Sendero Luminoso y que, durante su gobierno, fuera de caótico, se dedicó junto a su familia a saquear las arcas del estado. Y, podríamos seguir…pero lo cierto es que los grupos de izquierda siempre engañaron y buscarán engañar al pueblo el 2026.
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