Silvana Pareja

La batalla por la educación pública en Argentina

Un derecho fundamental en peligro

La batalla por la educación pública en Argentina
Silvana Pareja
11 de octubre del 2024


El veto del presidente argentino Javier Milei a la ley que garantiza el financiamiento de las universidades públicas expone un conflicto histórico sobre la crucial relación entre el financiamiento público, la autonomía universitaria y el rol del Estado en la educación superior. Desde la Reforma Universitaria de 1918, Argentina ha defendido la autonomía de sus universidades y, desde 1949, la gratuidad en el acceso a la educación superior ha sido una conquista fundamental para la equidad social. Sin embargo, la reciente decisión de Milei, basada en la necesidad de mantener el equilibrio fiscal, ha generado un profundo malestar en sectores estudiantiles y docentes, comprometiendo el futuro de los jóvenes argentinos.

La decisión de Milei de vetar la ley de financiamiento universitario se enmarca dentro de su estrategia de controlar el gasto público en medio de una crisis económica aguda. Con una inflación interanual que llegó al 289,4 % en abril, Argentina enfrenta una situación económica extremadamente delicada. En ese contexto, Milei ha argumentado que ajustar los fondos universitarios según la inflación pondría en peligro los esfuerzos de su gobierno por estabilizar las finanzas públicas. Según sus cálculos, el impacto de la ley sería de sólo un 0.14% del PIB, una cifra mínima en el contexto del gasto total, pero que su administración considera una barrera para la recuperación económica. Además, Milei ha criticado que la ley no detalla con precisión de dónde se obtendrían los recursos adicionales para cubrir este aumento, lo que, según él, contraviene las normativas vigentes sobre gestión presupuestaria. Su enfoque refleja una postura que, históricamente, ha priorizado la ortodoxia fiscal sobre las necesidades estructurales, como la educación, que son fundamentales para el desarrollo a largo plazo del país. Esta postura ha sido rechazada por estudiantes y docentes, que, mediante movilizaciones masivas, exigen un financiamiento adecuado para las universidades, advirtiendo que la medida pone en peligro el acceso a la educación de los sectores más vulnerables.

El caso de Argentina invita a una reflexión crítica sobre la educación superior en otros países de Latinoamérica, como Perú. Al igual que en Argentina, las universidades públicas en Perú han sido históricamente el principal motor de inclusión educativa para miles de jóvenes de bajos recursos. Sin embargo, la educación pública peruana también enfrenta desafíos en términos de financiamiento, infraestructura y calidad docente. Las universidades nacionales, como la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, han sido testigos de una competencia creciente por parte del sector privado, que muchas veces prioriza la rentabilidad sobre la calidad educativa.

Aunque en Perú no se vive una situación inflacionaria tan severa como en Argentina, el problema de la falta de inversión en la educación pública sigue siendo una preocupación. La necesidad de garantizar una educación de calidad en las universidades nacionales es crucial para el desarrollo del país, especialmente en un contexto global que exige cada vez más competitividad y capacidad de innovación.

El veto en Argentina debería servir como un recordatorio para Perú sobre la importancia de proteger el financiamiento de la educación pública. Invertir en las universidades nacionales no es un gasto, sino una inversión en el futuro de un país. Un sistema educativo robusto es la base sobre la cual se construyen economías fuertes, innovadoras y capaces de competir en el escenario global. Si las universidades públicas no reciben el apoyo necesario, el país corre el riesgo de perpetuar ciclos de pobreza y exclusión social.

En conclusión, para países como Perú, el caso argentino debe ser una lección. La autonomía universitaria y el financiamiento adecuado son cuestiones que requieren un equilibrio delicado. Si las universidades públicas no reciben el apoyo necesario, la calidad de la educación se deteriora, afectando a miles de estudiantes y comprometiendo el futuro del país. La lucha por una educación pública de calidad y bien financiada es, en última instancia, una lucha por el desarrollo y la equidad.

Silvana Pareja
11 de octubre del 2024

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