Giancarlo Peralta

Izquierda: cómplice de la criminalidad

Solo aspira a gobernar para aliarse con la criminalidad internacional

Izquierda: cómplice de la criminalidad
Giancarlo Peralta
21 de agosto del 2024


Cuando parlamentarios de Perú Libre se vuelven a unir para avalar el fraude electoral y los asesinatos que comete en Venezuela el gobierno de Nicolás Maduro, están actuando como cómplices de la delincuencia internacional.

Cuando en la Organización de Estados Americanos hay gobiernos que expresan su indignación por lo ocurrido en Venezuela, pero luego retiran su firma del acta que haría explícito el reconocimiento del gobierno de Nicolás Maduro como dictatorial y antidemocrático es que algo se pudre en América Latina.

Cuando el mundo sabe que los cárteles de la droga se aprovechan de la pobreza de campesinos cocaleros para incentivarlos a incrementar su producción por encima de los requerimientos de sus prácticas ancestrales, es que se propicia el narcotráfico. Cuando países como Venezuela, Cuba, Colombia y Bolivia se han convertido en centros de acopio y comercialización de la cocaína producida –también en Perú–, es que existen gobiernos cómplices, más inclusive si estos comparten un mismo pensamiento de izquierda.

Cuando el dirigente obrero brasileño Luis Ignacio Lula da Silva habita en una residencia que era la envidia de muchos millonarios de su país, es que la denominación de “obrero” de la literatura marxista ha perdido todo sentido colectivista. Cuando el gobierno de Lula protege a quien estafó con miles de millones de dólares, a través de unas constructoras a otros cientos de millones humildes pobladores latinoamericanos y gracias a la complicidad y los sobornos entregados a las izquierdas de las naciones víctimas, es que la izquierda exhibe su hedionda podredumbre moral, sus ansias de alcanzar el poder para hacer lo que hoy hace Nicolás Maduro en su país. 

Cuando una refinada y atildada congresista excluye de sus celebraciones a quienes comparten su ideal de izquierda porque no tienen su mismo origen o costumbres, está exhibiendo su desprecio más allá de sus manifestaciones públicas de equidad y respeto a la diversidad cultural de los sectores populares. Para su psiquis, los otros son los “tontos útiles” de los que su caviarada o cabecillas se jactan de manipular en cada proceso electoral.

Cuando un grupo de parlamentarios de la izquierda peruana guarda silencio ante las extorsiones de la delincuencia internacional, cuando ellos mismos respaldan con su silencio el accionar de una fiscalía que libera una y otra vez a los criminales detenidos por la Policía Nacional a cambio de que enloden a todo aquel que podría representarles un riesgo en las próximas elecciones generales, regionales y municipales del 2026, es que algo muy turbio están tramando.

Cuando la izquierda peruana expresa su desesperación por representar políticamente a los delincuentes que asedian con sus acciones terroristas tanto al bodeguero de la esquina de un barrio popular hasta a una o más mineras formales en Pataz, región La Libertad, es que su compromiso nunca fue con los desposeídos. Allá han asesinado cruelmente a más de una docena de compatriotas que trabajan para llevar dignamente un pan a sus familias. Esa izquierda tampoco quiere ver lo que está sucediendo en Caravelí, región Arequipa, donde bandas de mineros ilegales se enfrentan con armamento de largo alcance para disputarse una riqueza que es de la nación y que debe ser aprovechada conforme lo establece la ley.

Cuando esos mismos grupos de izquierda con todos sus matices y su parafernalia de novedosas denominaciones partidarias es capaz de aliarse con promotores de universidades de cascarón que hoy pretenden ser centros de salud para oponerse al desarrollo de una minería legal que pague sus impuestos y cumple con las normas ambientales, es que precisamente porque promueven un narco-estado o quizás deberíamos agregar “un narco estado diversificado, comercializador ilegal de minerales y tala de madera de la Amazonia”, en el pulmón del mundo.

Cuando grupos de izquierda se confabulan para privar de herramientas jurídicas que permitan a las fuerzas del orden exterminar de raíz al terrorismo urbano, a la minería y tala ilegales y al narcotráfico es que no tienen ningún interés en ejecutar en el ejercicio del gobierno sus cantos de sirena electorales de “justicia social y equidad”. Peor aún, ellos ya perciben que la ciudadanía no les cree más, por eso su desesperación por mantener a los mismos directivos de los órganos electorales quienes alientan la inscripción de múltiples candidaturas para promover la dispersión del voto y disimular un nuevo fraude electoral en el próximo proceso electoral del 2026.

¡Quién lo diría!  Las izquierdas que hoy alientan la globalización, antes entonaban “La Internacional” Eugène Pottier, ya no quieren un estado obrero, campesino, plurinacional, popular y etc. Hoy solo aspiran a concretar y conducir un gobierno pluriestatal donde su cúpula se apropie de la riqueza en alianza con la criminalidad internacional. ¿O será que son la expresión política de la delincuencia? El tiempo nos dará la razón. 

Giancarlo Peralta
21 de agosto del 2024

NOTICIAS RELACIONADAS >

Democracia disfuncional

Columnas

Democracia disfuncional

Cuando el sistema político promueve la atomización de la...

11 de septiembre
Contradicciones peruanas

Columnas

Contradicciones peruanas

Una reciente encuesta indica que el 57% de peruanos, principalmente lo...

04 de septiembre
Pena de muerte informal

Columnas

Pena de muerte informal

Durante el 2023, según el Ranking de países de Am&eacute...

28 de agosto

COMENTARIOS