Raúl Mendoza Cánepa
Ingenuos útiles
Quienes, sin informarse, apoyan la insurrección organizada por la izquierda radical

Se lee o escucha a algunos escritores, actores y hasta a un conductor del canal estatal opinar gratuitamente sobre la violencia desatada en el sur. Gratuitamente es sin análisis, sin mirada política, con lamentaciones y mucho Scorza (estaciones y masacre en los Andes). No se informan del todo, ignoran el contexto, se comen el cuento que lo que hay son solo manifestaciones y que todo se lo debemos al descontento social, resultado de doscientos años de olvido.
Esa es solo una parte de la narrativa, la más auténtica es que desde hace muchos años hay gobiernos regionales y municipalidades que hubieran podido reducir la pobreza andina, pero desperdiciaron el canon y se pasaron por alto las crecientes transferencias desde el Ministerio de Economía. Si hay atraso y penuria, habría que mirar a aquellas autoridades locales, muchas de izquierda, que dilapidaron el dinero, no ejecutaron, se corrompieron y se pasaron por alto la miseria de sus pueblos. No miren a Lima y ya cierren el capítulo de los doscientos años, si quieren manifestarse contra los responsables allí tienen las sedes de sus gobiernos regionales y locales.
Hasta allí una parte. Lo otro que explica la agitación es lo actual, una suma de intereses diversos detrás de la violencia, los de los narcos y mineros ilegales, los de Evo Morales ansioso de capturar sur peruano camino al mar con Runasur, el neosenderismo planeando y agitando la pradera para hacerse del país. Miren sino la entrada de municiones bolivianas, la captura de la llamada “camarada Cusi” (según la CVR posiblemente vinculada a la muerte de Pedro Huilca) y miren más allá, la continua lucha desde espacios de poder de personajes como Pedro Castillo, Vladimir Cerrón, Guillermo Bermejo, Guido Bellido, Betsy Chávez y otros que quieren una asamblea constituyente sí o sí para construir un Estado socialista inserto en la llamada Patria Grande bajo el mando de Cuba, Venezuela y Bolivia. Los pobres son solo carne de cañón para lograr víctimas suficientes que neutralicen a la policía y hacerse del botín: el Perú.
Hay muertos, pero también balas expansivas que no tiene la Policía, muertes que no son necesariamente del Estado y que se están investigando. Claro que puedes hablar de solidaridad como yo, pero primero mira el bosque y no te quedes en el árbol ni en la contemplación, analiza el fondo. Y los medios que juzgan a los que se amargan por estas ligerezas (hasta los llaman “extremistas de derecha”), la idea es que se propale la verdad por líderes de opinión mejor calificados y no el cuento perverso de una presidenta que de pronto enloqueció y salió con metralleta en mano a ultimar a los pobres. Si lo dices por opinar eres un ingenuo, pero si es por interés eres un canalla.
Cuando digas que todo es una manifestación o hables del derecho a la protesta o de “masacre”, lee bien la realidad que subyace, no solo te informes por las tendenciosas notas de los panfletos de izquierda.
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