Eduardo Zapata

Está usted servido, señor Antauro

Ofrece riqueza y trabajo para los peruanos excluidos

Está usted servido, señor Antauro
Eduardo Zapata
12 de junio del 2019

 

Neutralizar y desacreditar a la clase política en general, pero particularmente a los dos únicos que podían oponerse a los propósitos del poder de los “notables” era el objetivo. Objetivo parcial y transitoriamente logrado. Una en la cárcel y otro asesinado mediáticamente. El poder detrás del Estado.

Todo aquel que se opusiese era rezago de una corrupción planteada siempre en tercera persona: ellos. Solo ellos los culpables; los otros, claro está. De hecho algún aprofujimorista o miembro de una “organización criminal” sin crimen. Pero suficiente pretexto para que la Fiscalía cumpliese su papel ad hoc y la policía política proveyese los insumos que iban a ser cernidos por los “expertos” comunicacionales, y dosificados gradualmente según las coyunturas.

Cierto es que los yerros opositores han abonado el terreno. Congresistas realmente impresentables en algunos casos. Y cierto que la industria mediática (encuestas, periodistas y periodismo, aparatos de prensa oficiales, diarios, revistas y canales de TV, en pocas manos) podían decidir —siendo parte del poder— qué víctima debía ejecutar el Estado encomendero. Y cómo no admitirlo: la terrible brecha en la distribución de la riqueza y un Estado ineficiente hacían lo suyo.

Pero he aquí que ha entrado en escena un nuevo factor. El racismo rampante, negado pero existente. Cholos versus blanquiñosos. Sabemos que gran parte de ese poder ostenta color y pedigree (original o comprado), y desde allí ha “raceado” sistemáticamente. Sabemos también que ese raceo resultó lapidario mientras había una clase media tradicional. Pero la clase media emergente hoy no es lo dócil de ayer. Empoderada económicamente, pero excluida del poder, busca su lugar en la sociedad. Y la otra gran mayoría pobre —del mismo color no blanquiñoso— clama por servicios básicos de salud, educación, conectividad, seguridad y transporte.

¿Ha visto usted ya atractivos avisos de Antauro Humala en la ciudad o en la TV? Abra los ojos “Antauro con el pueblo. Antauro presidente el 2021”.

Curioso que algunos de estos avisos se parezcan a los de Susana. Pero eso no importa. Porque esta no es una izquierda de chalina verde, sino sin chalina. Con hombres —los reservistas— que evaporarán el origen de la percepción de la inversión, y multiplicarán la llegada a sectores desposeídos y urgidos de inclusión. Podrá ofrecer Antauro recetas del ayer. Podrán motejarlo de loco. Pero su oferta, “Riqueza y trabajo para los peruanos excluidos”, es convincente a la emoción.

Por voracidad irracional de dinero y odios, el Club de la Construcción y sus amigos podrían haber posicionado ya su destrucción. Y de paso, eventualmente, la del país. Del Club de la Construcción al club de la destrucción. Terreno fértil para cualquier aventura reivindicatoria.

Levántese usted a las tres de la mañana para desde las cinco hacer cola en un hospital pidiendo la cita médica que lo ayudará en su dolencia. Para que le digan —cuando consiga la cita— que el médico “está de vacaciones” y hay que volver a hacer cita. ¿De qué lado se pondría?

 

Eduardo Zapata
12 de junio del 2019

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